Vasco (Madrid, 1968), siete años director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, estrenó «Otelo» hace diez meses con Noviembre Teatro en el vallisoletano Teatro Calderón, coproductor del montaje, y desde entonces la han representado en salas de toda España además de diferentes festivales.

Otelo, general moro al servicio de Venecia, consigue el amor y la mano de Desdémona, una noble veneciana; pero Yago, despechado porque Otelo ha nombrado su lugarteniente a Casio y no a él, trama su venganza. Ante un ataque de los turcos, Otelo es enviado a Chipre y viaja con su mujer. En Chipre, Yago consigue que Casio se emborrache y pierda la confianza de Otelo. Así se convierte en su oficial de confianza y empieza a insinuar que Desdémona le es infiel con Casio.

«Otelo» es, seguramente, una de las obras más populares de William Shakespeare. Sorprende desde su aparición por su construcción dramática y por la crudeza de su acción, por el moro, un extraño protagonista para una tragedia, y su particular bajada a los infiernos: su transformación desde el guerrero impecable que celebra la dicha de un amor pleno al asesino enloquecido por las sospechas que acaba con su mujer y su propia vida.

Con vestuario diseñado por Lorenzo Caprile, los personajes de esta versión están situados «en un momento un poco atemporal, a caballo entre las modas de los militares de principios siglo y las mujeres de los años cincuenta. No es, en cualquier caso -precisa Vasco-, ni la guerra de Irak ni la de Cuba».