AMBAS COMPARTEN PROTAGONISMO DE «UN DIOS SALVAJE», UNA COMEDIA NEGRA SOBRE LA COMPLEJIDAD DE LAS RELACIONES HUMANAS, EN EL TEATRO ALCÁZAR DE MADRID

Si en «Arte», también de la francesa Yasmina Reza, el desencadenante de una gran disputa era la compra de un cuadro, en «Un Dios salvaje», es una pelea entre niños da lugar a un verdadero caos en el que se trasluce la insatisfacción de sus padres. En un intento por mantener el civismo, las parejas formadas por Aitana Sánchez-Gijón y Antonio Molero y la compuesta por Maribel Verdú y Pere Ponce conversan es pos de un acuerdo amigable sin advertir el desenlace cruento que les espera.»Se trata de una comedia muy negra”, afirma su directora, la británica Tamzin Towsend, quién avisa de la crudeza de la historia cuando señala que «los espectadores no darán crédito de lo que verán”. La obra llega el viernes 3 al Teatro Alcázar de Madrid, donde tiene previsto estar hasta el próximo mes de enero.
«La situación desembocará en un auténtico rosario de la aurora”, asegura Maribel Verdú, quién se congratula del momento profesional que está viviendo, un año en el ha recibido la medalla de oro de la Academia de Cine, y en el que se ha embarcado en películas de relevancia, como «Tetro» de Francis Ford Coppola, y «Los girasoles ciegos», de José Luis Cuerda, candidata española en la carrera por el Oscar. «Los personajes acaban por mostrar el ser primario que llevamos dentro”, afirma la actriz, que en la obra interpreta a Annette, «una mujer en principio reservada y comedida que acabará por mostrar su verdadera personalidad”.
Su contrapunto es Verónica, el personaje que encarna Aitana, «alguien que se considera moralmente superior a los demás y que aunque parece conciliadora, mete puyas en cuanto puede descubriendo su personalidad retorcida ante los demás”. Para Antonio Molero, el marido de Aitana en «Un Dios salvaje», «todos los personajes evolucionan hacia el desastre”. Su personaje «es la parte práctica de la pareja, una persona que admira a su mujer y que compensa sus acciones” en una historia en la que los personajes experimentan «un proceso de infantilización”. El reparto lo completa Pere Ponce, quién resume la obra como «una lucha despiadada que no permite a los actores ni un error en el diálogo”.
PARIS
En París, fue Isabelle Huppert. En Londres, Ralph Fiennes. El montaje de «Un Dios salvaje» ha contado en otros países con estrellas consagradas de la cinematografía mundial. Ahora llega a España de la mano de cuatro actores reconocidos tanto en la pequeña como en la grande. «Todo empezó -cuenta Maribel Verdú- cuando mi marido me invitó a ver la obra en París. Me encantó tanto que llamé desde allí a Aitana para que se embarcara también en el proyecto. Las dos teníamos muchas ganas de hacer teatro juntas”, explica la actriz. Aitana, ya avisada, consultó a Pere Ponce y éste se unió al instante a la historia. «Confío tanto en el criterio de Aitana que no me lo pensé mucho”, asegura el actor. Con Antonio Molero, hubo un intermediario: «Antonio Resines me dijo que me iba a llamar Maribel Verdú. Así que me asusté un poco”, comenta entre risas. «No podía decir que no”, subraya el actor, quién como sus compañeros alterna en sus carrera trabajos teatrales con los cinematográficos y televisivos.
Para todos ellos el teatro no es el hermano pequeño del cine. «A mí no me apetece volver a teatro cuando no tengo nada que hacer. Creo que eso es maltratarlo. Es una pena que se le subestime en nuestro país”, explica Maribel. Su compañera Aitana coincide con ella. «Para mí es mi medio natural. Llevo desde los 16 años actuando sobre el escenario”, se justifica. Antonio Molero se congratula de la inmediatez del teatro. «Me da rabia lo que tardas en recibir la recompensa en el cine o en la televisión. Hace tanto tiempo que has grabado las secuencias que luego ni te acuerdas cuando te felicitan por la calle”, afirma el actor.