La Junta Directiva de la institución reconoce al veterano maquinista y creador de una grúa que revolucionó los movimientos de cámara del cine español

Entre cámaras, grúas, contrapesos o vías de travelling se ha movido casi toda la vida Alfredo Díaz, «Fredy», a quien la Junta Directiva de la Academia de Cine ha reconocido con el Premio Segundo de Chomón 2019, galardón que la institución concede a empresas o personas cuyas aportaciones técnicas contribuyen al desarrollo de la industria cinematográfica.

Este veterano maquinista nacido en la localidad madrileña de Cenicientos diseñó, fabricó y patentó a finales de los 70 una grúa que revolucionó los movimientos de cámara de nuestra cinematografía. «Las grúas eran tan pesadas y voluminosas que muchas veces no se podía hacer el plano que quería el director. Reduje al máximo el peso de estos aparatos y realicé una serie de transformaciones en la grúa y el travelling con arreglo a las necesidades del plano y al espacio del decorado en el que se rodaba», explica Díaz, que comenzó en un taller de soldadura, taller que dejó cuando Juan Gómez Guindos, que se dedicaba a las grúas de cine, le llamó en 1960.

«Estuve 17 años en la empresa. Al principio llevaba el mantenimiento de las grúas: limpiarlas, arreglarlas y ponerlas en perfecto funcionamiento», recuerda Fredy, que empezó a ir a los rodajes, donde al trabajo mecánico con la maquinaria se sumaba un gran componente de organización y ejecución. «Todos los profesionales dan el máximo de sí en esta profesión, y el maquinista una décima más, porque tiene que estar pendiente de lo que le dice el segundo operador, el operador, hacer movimientos de ensayo con la cámara, marcar las posiciones…», expone este profesional siempre atento a lo que ocurre en el set.

«Como normalmente es una sola persona, aunque ahora es más común llevar ayudante, ocurre que cuando no estás marcando posiciones, estás liberando las vías del travelling o de la grúa, poniendo la cámara, los contrapesos… Siempre en tensión para que no haya ningún accidente. Y todo eso ligarlo y que les guste al operador y al director, que es lo importante», dice.

«El corazón del bosque», «El nido», «El crack», «Dulces horas», «Volver a empezar», «La colmena», «El sur», «Los santos inocentes», «Tasio», «Tiempo de silencio», «Dragon Rapide», «El año de las luces», «La vida alegre», «El Lute», «La Rusa», «Moros y cristianos» y «Los crímenes de Oxford», son algunas de las más de 140 películas en las que ha trabajado Fredy. Afortunado por haber desempeñado una profesión de la que ya está retirado –»todos tenemos nuestro cometido, y todos son importantes. Si falla un eslabón, aunque sea el más pequeño, falla todo. Un error repercute en todo el equipo y en el desarrollo de la película», resalta–, Díaz fue uno de los protagonistas del Homenaje a los Profesionales de la Academia en 2018.

En ediciones anteriores, este trofeo a las aportaciones técnicas ha recaído en los hermanos Alfredo y Andrés Vallés, Juan Mariné, Emilio Ruíz del Río, la familia Valero, Luis Castro, Julián Martín, Josep A. Esteve Torres, Santiago Gordo, Ricardo Navarrete, la empresa madrileña Next Limit Technologies, la veterana peluquera Antoñita, viuda de Ruíz, el Archivo Val del Omar, la compañía de postproducción SGO, Juan José Mendy Igoa, José María Queraltó y Solid Angle, compañía desarrolladora de Arnold, tecnología de síntesis de imagen fotorrealista.

Segundo de Chomón (Teruel, 1871 – París, 1929) fue uno de los grandes pioneros del cine fantástico y de animación. Sus numerosos trucajes e ilusiones ópticas aparecieron en superproducciones europeas y exploró las posibilidades del stop motion. Dirigió cortos y trabajó para la que fue la productora más importante del mundo a principios de siglo: La Phaté Fréres. El genio turolense estuvo durante mucho tiempo a la sombra de Méliès, a cuyas órdenes coloreó las películas a mano, fotograma a fotograma.