David Cronenberg presenta en el Festival de Venecia su visión de sigmund Freud en «A Dangerous Method»

El canadiense David Cronenberg ha presentado hoy en la competición del Festival de Cine de Venecia, «A Dangerous Method» [tráiler] como parte de la Sección Oficial en competición del Festival de Venecia, que recoge el enfrentamiento entre los padres del psicoanálisis, Carl Jung y Sigmund Freud, a partir de la turbulenta relación sexual con la paciente y analista rusa Sabina Spielrein.

En 1904, Sabina Spielrein (a la que da vida Keira Knightley), un joven que sufre de histeria, se convierte en la paciente del psicoanalista Carl Jung (interpretado por un soberbio Michael Fassbender). Entre ellos nace una relación física que Jung decide esconder a su mentor, el célebre Sigmund Freud (papel reservado a Viggo Mortensen). Esta traición inicial será el catalizar de una cada vez mayor ruptura entre ambos científicos. Jung y Freud están de acuerdo sobre algunas cosas, pero tienen puntos de vista diametralmente opuestos sobre el futuro del psicoanálisis y sus investigaciones llevarán sus carreras en direcciones contrarias.
Basada en una novela de Christopher Hampton, se centra en la relación entre Spielrein, una joven y hermosa mujer enloquecida por su pasado y Jung, un médico ambicioso con el deseo de alcanzar el éxito con una cura revolucionaria, durante su tratamiento en el Hospital Psiquiátrico Burghölzli, cerca de Zurich, en 1904. Carl se valía de técnicas de Sigmud Freud para tratar de superar el trauma de Spielrein que le hacía asociar el maltrato de su padre con el contacto físico.
«A Dangerous Method» se mueve por el clasicismo del cine de época, muy lejos de las tradicionales señas de identidad del canadiense David Cronenberg en títulos como «La mosca». Preciso y bien documentado, sobre todo en lo que se refiere a los instrumentos utilizados en los experimentos de Jung, Cronenberg se pone un objetivo muy complicado al intentar narrar un triángulo amoroso al tiempo que resume las teorías desarrolladas por Freud y Jung de modo contemporáneo. La histórica rivalidad entre los dos psiquiatras por una cuestión de método entre el mentor Freud y su delfín Jung, es descrita a través de un complejo tejido de teorías analíticas y cuerpos, pensamientos y palabras, además de decisiones, en general, tomadas según las convenciones sociales de la época, inicios del siglo XX. «Participar en el proyecto de Cronenberg fue un compromiso notable desde el punto de vista psicológico y emotivo.
Estas teorías son ilustradas por concisos diálogos que no resultan aburridos gracias a la riqueza del material hábilmente representado, sin síntomas de bulimia o excesos. Los principios fundamentales son reunidos a través de unas pocas citaciones. «Tiene que haber más que un motor en el universo”, espeta Jung en desacuerdo con la teoría de Freud de que todos los desórdenes psiquicos tienen origen en la sexualidad. Según el maestro, «el mundo es el que es y no hace falta sustituir una desilusión con otra”. Es una idea conservadora que contradice la posibilidad de un futuro distinto que Jung promete a sus pacientes. Cronenberg rara vez había mostrado esta contención en la dirección de una película. La decisión de no ceder al sensacionalismo a través de la representación de los sueños (que son frecuentemente evocados) demuestra una evidente humildad artística.
«Me excita cuando me pegan. Las humillaciones me gustan”, confiesa Sabina a su joven psiquiatra Jung, quien se convertirá en su amante y se prestará a sus juegos masoquistas. Viggo Mortensen da al Doctor Freud una presencia patriarcal que justifica el rol de figura paterna que le atribuye Jung, que es encarnado por un elegante Michael Fassbender, protector de un universo interior en el que, al contrario de su mentor, no reina la paz. Vincent Cassel interpreta en perfecto inglés a Otto Gross, el elemento pernicioso, con uina mayor libertad que el resto. La figura de Freud es demasiado conocida para permitir una gran libertad interpretativa y Mortensen recrea todos los elementos físicos, accesorios e incluso un acento extranjero (el único de la película). Jung tiene un perfil más bajo, por lo que Fassbender tiene un mayor ámbito de exploración. Pero por encima de todos destaca Knightley, que, con su frágil aspecto físico y sus angustiadas muecas, ofrece una interpretación excepcional, llena de símbolos que ensombrecen las imágenes de los cuerpos que saldrán a la luz tras las 2ª Guerra Mundial. Precisamente es esta premonición de Jung, uno de los principales puntos de desacuerdo entre maestro y discípulo, que cierra la película. Es un modo para el director de tratar la feroz crítica a que fue sometido Jung durante el régimen nazi. Sobre el rol del psicoanalista durante la Gran Guerra, no sabemos demasiado, ya que Cronenberg relata los años desde 1904 hasta 1934 sin mencionar ni una sola vez el conflicto bélico.