El certamen celebrará del 22 de julio al 26 de agosto una edición reducida con cinco espectáculos

«Antígona», de Sófocles, del 22 al 26 de julio, con un texto escrito y dirigido por el mexicano David Galán, y con Irene Arcos en el papel protagonista inaugura la edición más atípica del Festival de Teatro Clásico de Mérida. La dirección de este nuevo montaje va íntimamente ligada con la voluntad de hacer los ajustes necesarios al texto (desde conjugaciones y modismos hasta acentos discursivos) en pro de una comunicación poderosa con quienes asistan a la sala.

«Sacar adelante el festival ha sido una heroicidad» dice con orgullo Jesús Cimarro, director del Festival, una edición que va a ser más corta: «Un festival como éste, donde todo son estrenos y nuevas producciones, necesita unos plazos para desarrollarse, y a mediados de mayo no había manera de concretar nada. Cuando a finales de mayo se determinó su celebración, decidimos recortarlo y dejarlo como ha quedado: un mes de duración, cinco producciones en Mérida más las extensiones en Medellín, Regina y Cáparra».

El teatro romano de Mérida está en esta edición como máximo al 75 por ciento de su capacidad. En condiciones normales, en el teatro romano caben alrededor de tres mil personas, que habitualmente disponen de una única salida al terminar la función. Para evitar esta concentración de personas se va a realizar, cuenta el director del festival, una salida escalonada, por filas, y no se realizará por un solo lugar. «Los festivales de verano vamos a ser un laboratorio que nos permita al mundo del teatro probar cosas para así comenzar la temporada próxima con tranquilidad», dice Cimarro.

El festival seguirá, naturalmente, los protocolos dispuestos por las autoridades. Cimarro insiste en que el gel hidroalcohólico -del que habrá dispensadores en todo el teatro- y las mascarillas son los mejores cómplices de los espectadores para espantar al virus. «Nuestro mejor antídoto son las mascarillas; tengo la sensación de que son un elemento que nos va a acompañar todavía durante algún tiempo».

El festival va a programar cinco espectáculos en el teatro romano, bajo el lema «Donde lo humano roza lo divino»: «Antígona» (del 22 al 26 de julio), de Sófocles, con un texto escrito y dirigido por el mexicano David Galán, e Irene Arcos en el papel protagonista; «Anfitrión», de Molière (del 29 de julio al 2 de agosto), con dirección de Juan Carlos Rubio; «La comedia de la cestita (Cistellaria)», de Plauto (del 5 al 9 de agosto), dirigida por Pepe Quiero; «Cayo César», de Agustín Muñoz Sanz (del 12 al 16 de agosto), y «Penélope» (del 19 al 23 de agosto), una obra basada en la Odisea escrita y dirigida por Magüi Mira.

Sobre «Antígona» dice David Gaitán: «Conversar en torno a la democracia, problematizarla, es desde hace algunos siglos, un tema de vigencia garantizada. Sin embargo, en tanto que el teatro tiene la obligatoriedad de hablarle al espectador frente a sí, no basta con asumir que un tema se insertará en el momento sociopolítico sólo porque en otras latitudes así lo hizo. Hace algunos años que monté esta obra en México, la temperatura social estaba determinada en buena medida por un hecho oscuro de la historia reciente mexicana: la desaparición forzada de 43 estudiantes (que se sumó a la de cientos de miles de personas más) por parte -presumiblemente- del Gobierno mexicano de entonces».

En el reparto, además de Irene Arcos, están Fernando Cayo, Clara Sanchis, Isabel Moreno, Elías González y Jorge Mayor. En la nómina de esta edición, además de los intérpretes de «Antígona», estarán Belén Rueda, Pepón Nieto, María Galiana, Paco Tous, Mariola Fuentes, Alex O’Dogherty, Jesús Noguero, Maxi Iglesias, Toni Acosta, Fele Martínez, Daniel Muriel, Mariola Fuentes, María Esteve o Itziar Castro.