LA ACTRIZ FRANCESA PRESIDE EL JURADO DE DEAUVILLE QUE HOY ENTREGA SUS PREMIOS

La inalteráblemente eterna Carole Bouquet (Neuilly-sur-Seine) preside el jurado que decide hoy el palmarés de la 34 edición del Festival de Cine Americano de Deauville. Dice que «cada vez que he sido jurado, me he prometido a mi misma no serlo jamás. Y voilá!»

Se cumple este año el 25 aniversario de la muerte de Luis Buñuel, el cineasta que la hizo debutar en el cine y la catapultó cuando solo contaba 18 años en «Ese oscuro objeto del deseo». Ocurrió en 1977, «cuando estudiaba arte dramático pero no sabía si quería ser actriz». Recibió en su domicilio parisino una llamada del productor de la película. En Deauville ayer, Bouquet recordaba: «primero, pensé que se trataba de una broma y le colgué hasta tres veces el teléfono. Después, que se trataba de una película de su hijo, Juan Luis, porque lo del padre me parecía muy grande para mi».
Después, supo que Buñuel no estaba contento con la actriz que ya estaba rodando. Y le llego un billete de avión para Madrid junto a «un guión muy extraño»; Hizo la prueba y coprotagonizó el film con Ángela Molina en el rol común de Conchita, «lo que fue una gran cura de humildad para mi», recordó entre risas. «Aquella película me cambió la vida», añade.
Tres décadas más tarde, este icono de la francesidad, ex rostro de Chanel, viuda del legendario productor Jean-Pierre Rassam, madre de dos hijos, Louis y Dimitri -también productor- viticultora en la isla de Pantelleria -entre Sicilia y Túnez- y defensora de los niños maltratados, se considera una mujer completa. «Todas las facetas de mi vida se complementan. No sería yo sin alguna de ellas, me sentiría infeliz».
En la isla produce un vino blanco llamado «sangue d’oro». Confiesa haberse convertido en viticultora -al igual que Gerard Depardieu al que estuvo unida tortuosamente durante una década- por haberse enamorado del sol de la isla y por encontrar la tarea altamente antideprimente. Sin embargo, sus mayores esfuerzos los dedica a la asociación benéfica La Voix de l’Enfant, destinada a defender a los niños de los abusos y malos tratos por parte de los adultos. Lleva 20 años unida a esta causa. Y en lo profesional, tras haber llevado al teatro parisino la pieza «Berenice», de Racine, se apresta a estrenar la película «Les enfants de Timpelbach», de Nicholas Bary, producida por Dimitri Rassam y que la empareja ahora solo en la ficción con Gerard Depardieu. Todo queda en la familia.