«Beyond the Cleavage» y «Foxy: My Life in Three Acts», respectivamente, coinciden en desvelar aspectos de dos mitos de Hollywood

«Beyond the Cleavage» y «Foxy: My Life in Three Acts», respectivamente, son las memorias de las actrices de «Hace un millón de años» y «Jackie Brown», respectivamente. A Grier, le ha ayudado Andrea Cagan. Comparadas con las vidas y memorias de otras divas, las de ambas generosas escotadas, siempre a bordo de películas olvidables, son castísimas y de opiniones conservadoras. Irónicamente, ambas estuvieron a bordo de películas que tan sólo explotaban su voltaje sexual y ahora, en la tercera edad, reclaman sus voces feministas para ser oídas.

A punto de cumplir 70, el de Raquel Welch (nacida Tejada) más que una autobiografía, es un libro de consejos, muy cerca del género de los de «autoayuda». Tejada corta la pana pronto: nacimiento en Chicago, adolescencia en Los Angeles, años de evitar la ira paterna por la profesión escogida, algunos concursos de belleza y un prematuro matrimonio con un compañero de colegio, James Wesley Welch, quien le dejó al apellido y dos niños.

Una vez en Hollywood, «Viaje alucinante» (1966) y la película prehistórica «Hace un millón de años», cuyo póster ensombreció sus logros fílmicos. El póster de Welch (que parecía estar dispuesta a batallar a un dinosaurio o a lanzarse en brazos de un ávido hombre de las cavernas) decoró todas las habitaciones de los adolescentes del mundo, mucho antes del de Farrah Fawcett, sus dientes y melenón. Pese a ser la más deseada, ella sólo se consideraba «la madre soltera de dos bebés», según escribe.

Curiosamente, Welch apenas habla de su carrera ni de su victoria en su juicio contra MGM cuando fue despedida del rodaje de «Cannery Row» (1982) por razones de edad (la consideraban vieja). Apenas habla de su vida sexual ni de sus cuatro matrimonios. Prefiere escribir de las bondades de la hidratación de la piel, del yoga, los suplementos vitamínicos y los cuidados del cabello. Al final, se lamenta de que el feminismo haya conducido a cloacas como «Los monólogos de la vagina».

A los 61 años, Pam Grier también presenta opiniones conservadoras, aunque es más explícita acerca de sus relaciones. Sobre todo con el jugador de baloncesto Kareem Abdul-Jabbar, «con el que todo fue mal cuando se convirtió al islam», y con el actor Richard Pryor, del que narra gráficamente sus experiencias sexuales adornadas de cocaína. Nacida en Carolina del Norte hija de un militar itinerante, Grier sufrió dos violaciones antes de convertirse en estrella.

En los 70, Roger Corman la convirtió en la estrella femenina del «blaxploitation» y hasta estuvo en «Fort Apache: The Bronx» junto a Paul Newman. La parte más interesante es cuando Quentin Tarantino la contacta por primera vez para anunciarle que le envía un guión por correo. Al de Knoxville se le olvidó poner los sellos necesarios y el cartero le exigía a Grier una multa de 44 céntimos para entregarle el sobre. La actriz, en bancarrota, dudo si pagar. Lo hizo y «Jackie Brown» le ha permitido una segunda oportunidad en su carrera y una nueva vida. Así se escriben las leyendas creadas hace casi un millón de años.