El público da la espalda a la sátira acerca de la obsesión estadounidense por el dinero rápido

El próximo domingo, 9 de mayo, el telón del Broadhurst Theatre caerá defintivamente sobre la producción de la sátira británica «Enron», tras tan sólo 15 reperesentaciones, lo que ha provocado unas pérdidas por valor de 4 millones de dólares. Ya se le considera una de las catástrofes económicas más grandes de los últimos tiempos en Broadway.

Antes de su estreno oficial, hubo 22 representaciones. Las críticas fueron tibias y la venta anticipada de entradas, muy pobre. La puntilla llegó cuando se anunciaron las nominaciones a los Premios Tony de Teatro y la pieza de Lucy Prebble no cosechó ninguna. Sólo horas más tarde, se anunció el final de su carrera teatral en Nueva York.

La obra de Prebble se estrenó en el Reino Unido en el Festival de Teatro de Chichester, logrando magníficas críticas. Esto llevó la pieza a Londres, a los teatros Royal Court y West End, con diarios «No hay entradas». La sátira acerca de la obsesión estadounidense por el dinero rápido, unido al fervor religioso (marca de la casa de la penosa administración de George W. Bush), quizá fue un trago difícil de tragar para ls audiencias norteamericanas, no deseosas de gastarse un puñado de dólares en el teatro para que le metieran el dedo en una herida aún sangrante.

Ben Brantley, el muy influyente crítico de teatro de The New York Times, se limitó a describir la obra como «una rápida aunque muy trabajada lección de economía». El productor James Fuld, que deberá ver cómo reparar las pérdidas, ha confesado que el gran fracaso ha sido no poder haber atraído a un público joven, con el que se contaba. Ahora que Estados Unidos todavía no se recupera del schock de la corrupción de la compañía de inversiones Goldman Sachs -cuyos directivos han participado en numerosos Gobiernos de la nación, orígen de su impresionante fortuna billonaria a través de la corrupción más salvaje- es posible que los ciudadanos hayan tenido más que espectáculo suficiente con las declaraciones de los encausados ante el Congreso y el Senado de Washington.

El caso Enron fue uno de los temas que Spike Lee abordó en «La hora 25», particularmente en un monólogo bestial de Edward Norton ante el espejo. En aquel film, Lee se convirtió en el primer cineasta norteamericano en poder rodar en los vacíos solares conocidos como «Ground Zero», cementerio de más de 2.000 seres humanos muertos en los ataques aéreos a las Torre Gemelas del World Trade Center.