La película, que protagonizan Vito Sanz y Ana Alarcón, presenta una aproximación a la inmigración desde una perspectiva no habitual

Mohamed Zidane Barry, un joven de 21 años de Guinea asentado en Madrid fue el rey Baltasar en la cabalgata de su barrio, Hortaleza, el pasado 2019. Su modesta actuación como Rey Mago que le ha permitido saltar a la gran pantalla. Después de la cabalgata del pasado año recibió la llamada del director David Trueba para entrar en el reparto de su nueva película junto a Vito Sanz y Ana Alarcón, «A este lado del muro», que se estrenará este 2020.

La cabalgata de Hortaleza es una comitiva reivindicativa que hace de la inclusión su estandarte: en ella Baltasar es siempre un joven africano que llegó a España jugándose la vida. Es el caso de Zidane, que abandonó su país en 2008 tras el asesinato de su padre por motivos étnicos. Junto a un amigo de su progenitor comenzó un periplo por varias zonas de África hasta Argelia, donde permaneció cinco años, hasta que un grupo de tuaregs acuchilló mortalmente al amigo de su padre «porque no les gustaban los negros», y tuvo que emprender una nueva huida.

Su periplo le llevó, tras atravesar Marruecos, a la frontera de Ceuta, donde se dejó la piel para entrar en España. «La valla te corta las manos, tenía todo cortado», explicaba hace un año en una noticia que narraba su historia en la víspera de la cabalgata de Hortaleza, que este 5 de enero a recorrer las calles del barrio madrileño.

Mientras Zidane se preparaba para encarnar al Rey Mago, el escritor y cineasta David Trueba buscaba para su nueva película alguien que «hubiera vivido la peripecia de conseguir llegar a España» para encarnar el personaje de un joven migrante. Durante la búsqueda de candidatos, Trueba se topó con la noticia de Zidane. «Era exactamente el perfil que quería», ha afirmado Trueba. Así, Zidane, el Rey Mago que entró a España por la valla de Ceuta, daba el salto al cine con la película «A este lado del mundo», rodada el año pasado entre Madrid y Melilla.

El director madrileño desvela que su décimo largometraje, que se estrenará la próxima primavera, «es un acercamiento al asunto de la inmigración no desde la perspectiva habitual, sino desde la visión del español medio, del que no tiene una implicación ni lejana ni cercana, ni a favor ni en contra, que se sitúa en la indiferencia». Ese español medio es su protagonista, interpretado por el oscense Vito Sanz, un trabajador al que despiden de una empresa de ingeniería en la capital justo cuando se había hipotecado con su novia, lo que le lleva a aceptar un empleo en Melilla para salir adelante. «En Melilla el naufrago es él aunque venga de la península, porque hace el periplo contrario que se muestra habitualmente, y allí es donde se produce su apertura de miras», detalla David Trueba. En Melilla, el personaje de Vito Sanz se encuentra con la coprotagonista de «A este lado del mundo», interpretada por la actriz Ana Alarcón, que ejerce de cicerone en un escenario donde también aparece Zidane con «un papel más pequeñito y testimonial, pero muy importante en el desarrollo de la historia», apunta el director.

A pesar de debutar ante las cámaras, Trueba destaca la desenvoltura del joven, que todavía tenía dificultades para expresarse en castellano cuando empezó el rodaje. «Me sorprendió, me pareció disciplinado y lo hacía fácil, te ofrecía rápidamente algo verdadero. El papel no era complicado ni de grandes textos, pero lo más difícil, que es la presencia, la tiene», asegura satisfecho. «En el cine al final lo más importante son los ojos, la forma de mirar, y él tiene esa potencia cuando mira. Ha pasado una peripecia muy brutal en el camino de los largos años para llegar a España. Como él dice, lo menos grave fue el salto a la valla. La peripecia en el interior de África hasta llegar al norte es lo peor, y eso es algo que mucha gente ignora. Todo, eso quieras o no, deja un poso, y a veces la mayor riqueza de un acto es su experiencia personal», añade Trueba.