Acompañado por Fernando Lara, el crítico y cineasta ha conversado con el público tras el pase de su documental «Con la pata quebrada»

«Acostumbro a desayunar café con leche y hoy me siento más viejo que ayer”, así comenzó el encuentro con el público de Diego Galán, en el que el moderador Fernando Lara recordó que el exdirector del Festival de San Sebastián recibe la Medalla de Oro que otorga la Academia por «su admirable trayectoria y su apoyo constante al cine español”, y que era poseedor del premio Alfonso Sánchez que recibió en 2010 de esta institución.

«Sobre todo ha sido una sorpresa, porque cuando era adolescente vivía en Tánger y había unos cines justo al lado de mi casa que ponían todos los días tres películas españolas. Las veía varias veces. Me las aprendí prácticamente de memoria. Me hice especialista en Paquita Rico y, cuando vine a España, se me quedó esa afición por el cine español, de modo que ahora, que al cabo de los años, que la Academia me dé un premio es de una emoción curiosa, significa acariciar esa adolescencia mía”, confesó el crítico y director de cine, que recibirá la Medalla de Oro el próximo 25 de octubre.

Tras evocar su paso por la revista Triunfo, en la que hacía entrevistas a directores, «era un placer ir conociendo a los cineastas que hacían las películas españolas e ir haciéndote amigo suyo, poder decirles si te habían gustado o no sus películas. Era gratificante su apoyo y amistad”. Aunque reconoce que su faceta de crítico no le gustaba: «había películas que sabía que no me iban a gustar… Y tenía que decirlo. Es un trabajo desagradable y no fue satisfactorio, aunque es por lo que te conocen toda la vida”.

En 1995 dejó esa labor y comenzó su andadura en el Festival de Cine de San Sebastián. «Te metías en las triquiñuelas del cine, viajabas, ibas a pases privados y veías mucho más cine… eso sí era gratificante. Recuerdo con mucho cariño la primera etapa del Festival porque lo querían cerrar y conseguimos que, sobre todo el público de San Sebastián que daba la espalda al certamen, volviera a interesarse. En un año lo levantamos”, aseguró orgulloso. Recuerda la dirección del certamencomo una labor «apasionante. Creamos el premio Donostia, habilitamos el Velódromo… Ir levantándolo fue toda una aventura. Después se volvió rutinario y me fui. Volví tres años después, porque habían hecho muchos disparates, y volvió a levantarse y a estabilizarse, ya para siempre”.

De su etapa como periodista, Galán recordó desde sus trabajos para televisión –”me permitía hacer algún descubrimiento como Paquita Colomer»–, donde vivió la censura, los nuevos géneros, las entrevistas que se perdieron… hasta los libros que escribió sobre Jaime de Armiñán o Pilar Miró. Y, tras hacer cuatro cortometrajes de ficción, dio salto al documental para la gran pantalla. Entre todos sus largometrajes, Galán se identifica más con el de Pilar Miró, «porque la base era una entrevista que ya le había hecho para un programa que no se había emitido nunca, fue muy larga y sincera. Se sintió cómoda, relajada y habló de su tortuosa vida. Fue una entrevista única. Y el documental parte de esa entrevista”. Recordó también con cariño el documental sobre Pablo del Amo: «se rodó en condiciones muy duras y penosas, para él sobre todo porque se estaba muriendo. Y se marchó sin poder verlo”.

«La culpa de que hiciera «Con la pata quebrada» la tuvo Fernando Rey, porque me dijo en una entrevista que la única revolución verdadera que había ocurrido en el siglo XX era la de la mujer, y ahí empecé con la idea”. Para levantar el proyecto contó con el apoyo del Enrique Cerezo, y la producción de Esther García y Enrique Cerezo de El deseo. «El trabajo consistió en ver todas la películas de nuevo, buscando aquellas escenas que tuvieran que ver con el tema de la mujer. Un trabajo agotador. El joven montador no tenía ni idea de cine español y le parecía todo espantoso. El trabajo del documentalista Juan Sánchez fue estupendo”. Tras seis meses continuos y el visionado de 1000 películas, «Con la pata quebrada» viajó a Cannes en 2013. «Fue propuesto en el certamen francés por Esther García y aceptado, por lo que hubo que correr para llegar. Fue un éxito. Tuvo mucho recorrido en Francia y otros países europeos”, hasta el punto de que le ofrecieron hacer los mismo con otros países como México, invitación que rechazó al considerar que lo tiene que hacer cada país con un cineasta nacional. «Pero da mucho trabajo y la gente no quiere”, afirmó. Después llegó la nominación a los Goya, para luego recibir el premio al Mejor Documental Iberoamericano en la primera edición de los premios Platino.

«Tras ver ahora de nuevo el documental, más que fijarme en la mujer, descubro una imagen patética de nuestro país, una imagen de España horrorosa, triste”. Le acompañaban entre el público dos viejos amigos, Manuel Gutiérrez Aragón quien, además de animarle a hacer otra película, apuntó estar de acuerdo con esa percepción y agradeció la parte testimonial «que rebosa por todas partes”. Y José Luis García Sánchez, que reivindicó para el director el programa de «Historias de nuestro cine».

Analizando las películas utilizadas en su documental, explicó al público,que había gran escasez de directoras mujeres en esos años y no cree que se hiciera un cine feminista. «En Con la pata quebrada las cintas más feministas son «La tía Tula» y «Calle mayor”. No considera verdad que «Con la pata quebrada» sea de mujeres y su continuación Manda huevos de hombres. «Creo que es una manera de vender el producto. La segunda habla más del país”.

Galán concluyó el encuentro recordando los filmes que más le han motivado y emocionado: «son varios de Fernando Fernán-Gómez, sobre todo los sainetes. De Saura «La prima Angélica», sobre el que escribí un libro. Y también «Don Giovanni». De Almodóvar no todas, pero sí la mayoría, entre ellas «Volver» y «La ley del deseo”.