El nuevo Centro Pompidou de Metz exibe el famoso «telón» del pintor malagueño junto a una serie de películas, documentales y objetos asociados a los años de la I Guerra Mundial

En 1917, el mundo intentaba finalizar la sangrante I Guerra Mundial. El malagueño Pablo Picasso ponía fin a su más magna obra, «Parade», creada para los ballets rusos. El nuevo Centro Pompidou situado en Metz, en el Noreste de Francia está ofreciendo la rarísima oportunidad de visitar la obra de mayor envergadura conocida de Pablo Picasso.

Se trata de una cortina para una escena teatral que mide 34 pies por 64, que creó para la pieza de ballet de vanguardia «Parade» en 1917. La muestra también explora el arte que se produjo durante aquel año en el que tantos jóvenes se desangraban en las trincheras.

Los organizadores de la exposición, que se prolongará hasta el 29 de septiembre, presentan junto a la magna obra convertida en leyenda una serie de películas, documentales y objetos asociados a la época, a la I Guerra Mundial, que se luchaba apenas a 100 millas al Norte de París. Por encargo de Sergei Diaghilev e interpretada por su compañía, «Parade» fue un ambicioso intento de lo que se conoció como «arte total». Junto con Picasso, que también se hizo cargo del diseño de los escenarios y vestuario, la pieza conjuntó al coreógrafo Leonid Massine, el poeta Jean Cocteau y el compositor Erik Satie. El estreno del ballet se produjo en el Théâtre du Châtelet en París el 18 de mayo ante un público que mezclaba a la «inteligentsia» y soldados. La reacción fue tanto de sorpresa como de rabia y rechazo. Pero el gran poeta Guillaume Apollinaire acuñó el término «sur-realism» – surrealismo» para describirlo.

La imagen de la cortina muestra a un grupo de actores en un escenario teatral, muchos de ellos de espaldas, aparentemente esperando a que la función comience. Mientras que la iconografía de estas imágenes jamás ha sido totalmente descifrada, hay un pequeño hada que se ha identificado con Olga Khokhlova, la bailarina de los Ballets Rusos, con la que Picasso coincidió en el estreno y con la que más tarde se casó. De un macaco que ella quiere alcanzar, se ha afirmado que es cómo el pintor se quiso representar a sí mismo.

Debido a su gigantesco tamaño, el lienzo apenas se mueve de la caja fuerte del Centro Pompidou parisino. La última vez que se vió fue en Francia se remonta a 1992 y jamás ha viajado a los Estados Unidos, pese a los cientos de solicitudes de los grandes museos. Cuando la filial del pompidou abrió en Metz en 2010, ya se iniciaron los rumores de que la obra se mostraría de nuevo en todo su esplendor. Además, se exhiben obras de Otto Dix, George Grosz, John Nash y la fotógrafa Margaret Hall, que mostraba el sangriento horror de las trincheras.

También, paisajes destrozados pintados por Félix Vallotton y Pierre Bonnard, ambos por comisión del Gobierno francés para documentar la destrucción. También en la muestra, posters de la guerra y un tanque original Renault. Otra sección de la muestra se vuelca en reflejar lo revolucionario de la creación artística del tiempo, incluído el orinal de Duchamp, uno de los momentos álgidos del arte conceptual, y las pinturas cubistas de Picasso y Juan Gris. De Modigliani, «Nu au coussin blanc» y de Chagall, «Doble retrato con un vaso de vino». Finalmente, pinturas datadas en 1917 de Henri Matisse, cuyo hijo fue soldado en la contienda, y muchas «Nymphéa» de Claude Monet, quien renunció a abandonar Giverny, pese a hallarse en las proximidades del frente.