En los últimos meses el cine español ha descubierto el África negra y ya son varias películas que se desarrollan en diferentes países del continente, como «El cuaderno de Sara», “Adú” o “El viaje de Marta”).

La última, por ahora, se ha presentado este domingo en la competición del Festival de Málaga: “Black Beach”, dirigida por Esteban Crespo (“Amar”). Se trata de un thriller que revela las injusticias de África de la mano de Raúl Arévalo y Candela Peña Melina Matthews, Lidia Nené y Emilio Buale completan el reparto de este “melodrama con carcasa de thriller de acción”, elaborado para hacer reflexionar sobre las reacciones del ser humano frente a la traición y las decisiones vitales tomadas ante situaciones límite. Crespo se ha inspirado en su propia experiencia personal, concretamente, cuando trabajaba en un proyecto de cooperación en Guinea Ecuatorial.
Con el paso de los años se percató de que los amigos que había hecho en aquel entonces ya habían muerto o se encontraban en prisión. De ahí que quisiera revelar a través de su trabajo cinematográfico las injusticias de este país y su situación desfavorecida frente a los países dominantes y los intereses empresariales. Raúl Arévalo y Candela Peña son los protagonistas de una historia para romper prejuicios y estereotipos. El reparto lo completan Melina Matthews, Paulina García, Emilio Buale y Lidia Nené. Todos contribuyen a interpretar un relato que aborda la frustración y la desesperación y cómo reaccionan sus personajes ante una concatenación de situaciones extremas. Para dejar clara su intención, Crespo ha destacado que “el objetivo principal del largometraje es emocionar, divertir, entretener, hacer sentir y reflexionar dentro del disfrute”. Cuando una persona está involucrada personalmente en una desgracia, su reacción es completamente diferente a cuando la contempla desde fuera. Eso es justo lo que se ha propuesto recrear en la película, ha puntualizado Crespo.
El rodaje se ha caracterizado por su complejidad en las localizaciones de las grabaciones. La película sucede en un país indeterminado de África, y se ha rodado en Ghana, huyendo de los sitios más idílicos y turísticos de África para transmitir la crudeza y la realidad del continente. “Black Beach” es el nombre real de una prisión de Guinea Ecuatorial, de ahí el nombre de la película. La película está muy bien desarrollada a través de un hombre que trabaja en las Comunidades Europeas de Bruselas, a punto de ser trasladado a Nueva York, que es enviado a un país de África que conoce para tratar de solucionar el secuestro de un empresario. La cosa se complica y pronto se descubre que el país no es la democracia apacible que se quiere transmitir.

La otra película en competición de la jornada dominical ha sido “Un mundo normal”, con el que Achero Mañas vuelve a la dirección con una historia inspirada en su catarsis tras la muerte de un familiar. Ernesto Alterio protagoniza este proyecto autobiográfico junto a la propia hija del cineasta, Gala Amyach: Ernesto recibe la noticia de la muerte de su madre. Ella no quería ser enterrada ni incinerada, sino que se arrojase su cadáver al mar. Camino al cementerio, Ernesto roba el ataúd para cumplir con el deseo de su madre. La acompañará su hija con la intención de hacerle cambiar de idea. En el camino la joven descubrirá que su padre no es ningún loco y que uno debe enfrentarse a sí mismo. En el reparto también están presentes Magüi Mira, Pau Dura y Ruth Díaz, quien durante la rueda de prensa de presentación ha destacado la libertad que han sentido todos los actores en el trabajo interpretativo.
Se trata de una irregular una mezcla de comedia y drama que empieza sorprendiendo pero que pronto se convierte en una road movie que da vueltas sobre sí misma. Mañas ha intentado que la combinación de comedia y drama esté presente en cada una de las escenas para transmitir exactamente el giro constante y frenético de sentimientos que experimenta una persona cuando se enfrenta a la muerte de una madre, llegando a ser capaz de cometer cualquier locura con tal de cumplir su última voluntad. A través de esta trama, Mañas ha intentado reflejar cómo sobreviven las particularidades o lo singular dentro de los elementos comunes o convencionales, añadiendo que percibe su largometraje como más actual que nunca, ya que considera que la pandemia nos ha universalizado a todos, dejándonos llevar por la experiencia compartida. Sin embargo, ha culminado afirmando que no hay reconciliación entre lo común y lo particular si no hay diálogo. La moraleja es la importancia de hacer todo lo posible por no dejar de ser nosotros mismos, aunque las circunstancias nos sobrelleven.

La jornada dominical ha finalizado con la entrega de la Biznaga Málaga Talent al director Carles Marques-Marcet, que ha presentado su más reciente filme, “La mort de Guillem”, una tv-movie basada en un hecho real. El cineasta ha ganado dos veces la Biznaga de Oro del Festival, la primera con “10.000 km.”, y la segunda con “Los días que vendrán”. “Aunque la formación es imprescindible, son más necesarias las amistades que vas haciendo por el camino” apuntaba el galardonado en conversación con el director del certamen Juan Antonio Vigar, haciendo referencia directa a la ayuda que ha tenido por parte del productor Sergi Moreno quien ha estado presente en la sala mostrándole su apoyo.