Se estrena el documental «Belmondo, itinéraire», de Vincent Perrot y Jeff Domenech, sobre la trayectoria del actor

El Festival de Cannes rinde este año homenaje a Jean-Paul Belmondo dedicándole este martes una velada especial. En el programa, la proyección de un documental, «Belmondo, itinéraire», una cena y una fiesta para homenajear al actor y su carrera. Desde sus inicios con «Al final de la escapada», el actor ha permanecido como uno de los grandes favoritos del público galo

«La amplitud de su registro, el carisma de su personalidad, la precisión de su interpretación, sus afirmaciones burlescas y su aspecto desenvuelto lo han convertido junto a Jean Gabin y Michel Simon, en uno de los actores franceses más importantes de todos los tiempos» declaran Gilles Jacob y Thierry Frémaux. Hoy, el Festival de Cannes rinde homenaje a Jean-Paul Belmondo con una velada especial.
Sea cual sea el género en el que ha participado, Jean-Paul Belmondo, que en 1989 obtuvo el Premio César de la Academia del Cine Francés (Academia de los César) por su interpretación en «Itinéraire d’un enfant gâté» («El imperio del león») de Claude Lelouch, ha trabajado con los cineastas más importantes.
La Trayectoria de Jean-Paul Belmondo se recrea en el documental que se proyectará esta noche y que versa sobre él, «Belmondo, itinéraire», de Vincent Perrot y Jeff Domenech. Este homenaje de Cannes a Belmondo no se limita a la velada, ya que el actor ya fue homenajeado con la proyección el pasado jueves de «Cien mil dólares al sol» de Henri Verneuil en la playa Macé. Mañana, el Cinéma de la Plage continuará con la proyección, esta vez, de «Magnifique» («Cómo destruir al más famoso agente secreto del mundo») de Philippe de Broca.
Desde hace cincuenta años, Jean-Paul Belmondo es uno de los actores franceses preferidos del público. Desde sus brillantes comienzos en «A bout de soufle» («Al final de la escapada», 1959), de Jean-Luc Godard, revelando una personalidad fuera de lo común, hasta sus grandes éxitos populares de los años 70 y 80, Belmondo nunca ha dejado de cuestionarse. Devorando la vida gracias a un dinamismo sin igual, este hombre lúcido y prudente ha manejado su carrera de productor y actor tomando decisiones que le han permitido alternar armoniosamente los géneros, pasando sin dificultad del universo de Godard al de Verneuil, de Truffaut a Jean Becker, de Resnais a Lautner, o de Malle a Philippe de Broca.