Fue rodada de forma simultánea al embarazo de la actriz protagonista María Rodríguez Soto

Tras ganar la Biznaga de Oro a la mejor película del Festival de Málaga por «10.000 kilómetros» hace ahora cinco años, el director Carlos Marques-Marcet ha vuelto a Sección Oficial para presentar su nuevo largometraje, «Los días que vendrán», protagonizado por los actores María Rodríguez Soto y David Verdaguer –quien ha hecho doblete este miércoles con su papel en «Siete razones para huir», presentada también en rueda de prensa.

Es una historia realista que intenta escenificar cómo el embarazo inesperado condiciona la vida de Vir y Lluís, una pareja de treintañeros que salen juntos desde hace solo un año. El contenido tiene una gran parte documental, ya que fue rodada durante algo más de un año, de forma simultánea al propio embarazo de la actriz Rodríguez Soto en la vida real, aunque para la grabación necesitaron un total de 50 días. Para dotar a la cinta de verosimilitud, la vivienda donde viven los actores en la vida real es la misma donde se filmó esta producción. Durante los meses que se prolongó este trabajo tuvieron que mudarsea otro inmueble del mismo edificio.

El espectador acompaña a la pareja durante los nueve meses de gestación, llegando a ser partícipes de sus inquietudes, miedos, alegrías y decepciones. El guión está escrito de una forma sensible y minuciosa para transmitir la extrañeza de la nueva situación de sus protagonistas. Su director ha explicado que «el público se embarcará en un viaje hacia la intimidad de la pareja cuyo destino será un final abierto, que puede ser interpretado como optimista o como pesimista. Da lugar a varias interpretaciones».

Ni siquiera se han adaptado a la vida en pareja, cuando tienen que prepararse para ser tres. Al respecto, David Verdaguer ha explicado que su papel «concentra tres personajes en un uno. Desde que concibe la nueva realidad de una forma estrepitosa hasta que va perdiendo la cordura para estabilizarse de nuevo».

La idea original del proyecto surgió mientras rodaban «Tierra firme». Fue entonces cuando Verdaguer recibió la noticia de que sería padre. A partir de ahí forjaron esta historia de ficción sustentada en la realidad.

La improvisación ha marcado la esencia del guión para aportar naturalidad y veracidad. Ponían varios temas sobre la mesa y los actores arrancaban los diálogos. El objetivo de esta técnica era dar más peso a los sentimientos que al relato de los acontecimientos. Cuando finaliza la película es cuando comienza para la pareja «Los días que vendrán», por lo que es una forma de contar que la verdadera historia comienza con la llegada al mundo del bebé, justo cuando el guión finaliza. Involucra al espectador en una crónica en directo y sin filtros del camino hacia la paternidad sin adornos ni artificios.