Kirsten Dunst, John Hurt, Alexander Skarsgard y Charlotte Rampling en una boda con la Tierra al borde del apocalipsis

Aunque anunciara su retirada del cine por depresión tras dirigir la pateadísima (en el Festival Internacional de Cine de Cannes) «Antichrist», a la mayor gloria del clítoris mutilado de Charlotte Gainsbourg, ganadora de aquel certamen y premiada como mejor actriz, Lars von Trier vuelve por sus fueros y fiel a sus provocaciones con «Melancholia». Afortunadamente, no hay zorros parlantes ni sexo enfermizo.

En el film, el realizador que logró torturar a Emily Watson, Bjork, Bryce Howard y Nicole Kidman (sus actrices siempre hablan a posteriori de las maldades que el realizador les inflige para lograr las interpretaciones más dolientes posibles) esta vez se hace con los servicios y sufrimiento de la frágil Kirsten Dunst, una actriz recientemente conocida por su Maria Antonieta y diversas adicciones y alguna que otra desintoxicación.

Se trata ahora de «Melancholía», decorada con un reparto europeo de primera. A la cabeza, el mejor John Hurt posible, Alexander Skarsgard («True Blood», una de las series norteamericanas de vampiros modenos de mayor éxito de audiencia) y claro, su padre Stellan. Entre los norteamericanos, además de Dunst, Kiefer Sutherland, otro que tal baila en adicciones y tras finalizar la serie televisiva «24», otra de descomunal éxito. Y, por último, la impagable Charlotte Rampling, ejemplo en movimiento de cómo envejecer con sabiduría ante nuestros ojos.

En cuanto a la trama, el fundador del movimiento Dogma 95 parece haber abandonado su estilo realista en beneficio de una estética más sofisticada. Todo gira alrededor de una suntuosa boda, la del personaje de Kirsten Dunst. La fastuosa ceremonia y posterior banquete se celebra en la mansión de la hermana de la novia (la siempre triste y tensa Charlotte Gainsbourg) y su marido (Sutherland, elegantísimo). Por supuesto y como en toda boda de buena familia, surge el melodrama. ¿Puede que Gainsbourg odie a su hermana por haber mantenido una relación incestuosa con su hermano? Y además, el tiempo -soleado y perfecto, en un principio- comienza a alterarse de formas inesperadas e inquietantes. Pero lo peor está por llegar. Un extraño planeta comparece y el final del planeta tierra se presiente inminente, según dictamen de la NASA.

El título del filme, «Melancholia», no viene del sentimiento tan portugués (saudade), sino del nombre del mortífero planeta que se dirige, imparable, hacia la tierra provocando lo que se prevee tremendo Armageddon. Hay gran expectación por comprobar qué fechoría ha apañado el añorado director de «Festen». Y es que la nostalgia, como la melancolía, es un error.