Estremecedora «Hablando-Último aliento”, de Irma Correa, en la sala Princesa del María Guerrero de Madrid

«Hablando-Último aliento”, de Irma Correa, con dirección de Ainoha Amestoy es una obra estremecedora que trata sobre los malos tratos y el suicidio. Se ha estrenado en la Sala Princesa del teatro María Guerrero, de Madrid. Irma Correa hace girar la obra en torno a un concepto de David Foster Wallace, que hablaba de elegir entre el fuego el vacío.

El teatro tiene que estar conectado con la realidad y, simultáneamente, llevar dentro de sí lo imperecedero. En la Transición, los acontecimientos debieron suceder demasiado deprisa, o de una manera inesperada para los dramaturgos españoles, que no acertaron a plasmar aquel momento histórico en sus obras. Los entonces llamados ‘Nuevos autores’ –Luis Matilla, Diego Salvador, Ángel García Pintado, entre otros- escribieron notables obras de dura crítica al Régimen en el tardofranquismo, que fueron perseguidas por los censores, pero tras la desaparición de la dictadura muchos de aquellos textos quedaron anticuados y los autores no acertaron a plasmar la nueva realidad. De modo que mientras por la radio se escuchaba el «habla pueblo habla” o la ‘libertad sin ira, libertad” de los nuevos tiempos, aquellos dramaturgos seguían escribiendo contra Franco. Pero Marisol ya no era una niña. Marisol estaba desnuda en la portada de Interviú.

Teatralmente ahora sucede todo lo contrario. El teatro vive un momento sensacional. El nivel de los espectáculos es, en ocasiones, estratosférico. Y los dramaturgos/as demuestran una enorme capacidad para reflejar el presente. «Hablando-último aliento”, de Irma Correa, con colosal dirección de Ainhoa Amestoy, es una obra escalofriante, un grito, una expresión sublime del dolor. La autora trata dos temas: los malos tratos y el suicidio. Pero, sobre todo, la obra refleja el progresivo deterioro psicológico de una mujer que llega a una conclusión fatal: su pareja, el hombre, tarde o temprano la matará. «Hablando”, decíamos, se ha estrenado en la sala Princesa del teatro María Guerrero de Madrid, un espacio reducido en el que el público está a escasos metros de los intérpretes. Eso permite al espectador convertirse mentalmente en parte de la acción.

Las palabras de ‘Ella’ y ‘ella’, los dos personajes de ‘Hablando’, hieren. «Yo, antes, decía cosas interesantes, pensaba cosas interesantes”, afirma la protagonista. El texto, y la dirección, muestran como esa mujer se ha convertido en nada. Hay dos mujeres en escena, pero el espectador capta rápidamente que son la misma persona, toda la obra transcurre en el interior de la mente de la protagonista, de Ella/ella, a un ritmo trepidante, de thriller teatral, con la propia sala que vibra –literalmente- con los latidos de un corazón, o hay un estremecimiento general cuando suena el timbre del teléfono porque llama él –permanentemente presente en la función aunque nunca aparece-. «17 denuncias, tres juicios, nueve meses de cárcel. Pero hoy va a salir de prisión y va a venir por ti. Vendrá”, advierte Ella a ella.

«Hablando” es una descripción monumental de la desesperación. Además, Irma Correa tiene la valentía de no dejar ninguna puerta abierta a la esperanza. La obra es asfixiante, incluso llega a la asfixia total de la protagonista. No hay salida. Él la va a encontrar donde quiera que Ella se esconda. Pero sí hay valor, mucho, en una mujer que va a reencontrar al final del trayecto aquella dignidad que un día tuvo. Sensacionales las dos actrices, Lidia Navarro y Muriel Sánchez. La noche del estreno, los aplausos se prolongaron indefinidamente entre la emoción del público y la de las intérpretes, que aún no habían salido de sus personajes. Teatro/teatro. El fuego y el vacío.