GABO AMÓ EL CINE, PERO EL CINE NO LE AMÓ A ÉL

El escritor y periodista colombiano Gabriel García Márquez ha fallecido este 17 de abril de 2014 a los 87 años en la Ciudad de México. El 3 de abril fue internado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición por deshidratación e infecciones en los bronquios y las vías respiratorias. La literatura universal está de luto, pero el Premio Nobel colombiano fue un amante del cine, un amor no correspondido.

Ya en su etapa juvenil en Barranquilla, conjuntamente con el pintor Enrique Grau, el escritor Álvaro Cepeda Samudio y el fotógrafo Nereo López, participó en la realización del cortometraje surrealista «La langosta azul» (1954). García Márquez estudió cine en el Centro Sperimentale Di Cinematografia de Roma, teniendo como condiscípulos al argentino Fernando Birri y al cubano Julio García Espinosa, que más tarde serían considerados fundadores del llamado Nuevo Cine Latinoamericano. Estas tres personalidades han declarado en reiteradas oportunidades el impacto que supuso para ellos ver la película «Milagro en Milán», de Vittorio de Sica, así como también asistir al nacimiento del neorrealismo italiano, tendencia ésta que los hizo vislumbrar la posibilidad de realizar cine en América Latina siguiendo las mismas técnicas.
Antes de triunfar como escritor, Gabo fue guionista (con pseudónimo) en diferentes películas mexicanas, entre ellas «El
gallo de oro» (1964), de Roberto Gavaldón y «Tiempo de morir» (1966), de Arturo Ripstein. La primera, basada en el cuento
homónimo de Juan Rulfo, coescrita junto con el propio autor y el también escritor mexicano Carlos Fuentes, fue
protagonizada por Ignacio López Tarso, Narciso Busquets y Lucha Villa, y fotografiada por el insigne Gabriel Figueroa. La
segunda, un western filmado inicialmente por Ripstein, tuvo su secuela casi 20 años más tarde bajo la tutela de Jorge Alí
Triana.
Entre 1965 y 1985, García Márquez participó directamente como guionista en películas como «En este pueblo no hay ladrones» (1965), de Alberto Isaac; «Juego peligroso» (segmento «HO») (1966), de Luis Alcoriza y Arturo Ripstein; o «Patsy, mi amor» (1968), de Manuel Michel; y ya consagrado como escritor, en «Presagio» (1974), de Luis Alcoriza; «La viuda de Montiel» (1979), de Miguel Littín; «María de mi corazón» (1979), de Jaime Humberto Hermosillo; «El año de la peste» (1979), de Felipe Cazals (adaptación del libro de Daniel Defoe «El diario de la peste»), y «Eréndira» (1983), de Ruy Guerra. Sin embargo los malos resultados de sus películas hicieron que García Márquz se desentendiese de la escritura de guiones y no participase en las adaptaciones de sus novelas a la pantalla.
Entre sus obras llevadas al cine destacan «Edipo Alcalde» (1996), «El coronel no tiene quien le escriba» dirigida por Arturo Ripstein y protagonizada por Salma Hayek y Fernando Luján en 1999 (que provocó un divorcio total entre Gabo y Ripstein), «El amor en los tiempos del colera», del británico Mike Newell en 2006 protagonizada por Javier Bardem y «Memorias de mis putas tristes», del danés Henning Carlsen en 2011. Así mismo existe una cinta japonesa titulada «Farewell to the Ark», basada en «100 años de soledad».
Sin embargo muchos cineastas de todo el mundo le deben mucho a García Márquez, pues fundó y financió con su propio dinero la escuela de cine de San Antonio de los Baños en Cuba, que ha becado a jóvenes estudiantes de cine de todo el planeta, aunque con prioridad a los del Tercer Mundo. El español Benito Zambrano fue uno de los jóvenes becados por García Márquez en Cuba.