HERMANA DE «LA ARGENTINITA”, FUE MAESTRA DE ANTONIO GADES, RAFAEL ORTEGA O EL GÜITO

La bailaora y coreógrafa Pilar López Júlvez, ha fallecido este martes a los 96 años de edad en la Clínica madrileña de La Luz. Considerada como la maestra de la mejor generación de bailaores del siglo XX, ha instruido a figuras como Antonio Gades, Manolo Vargas, Rafael Ortega o El Güito. Sus restos mortales serán trasladados al Tanatorio Interfunerarias del Parque de San Isidro.

Pilar López, que había nacido en San Sebastián en 1912,
comenzó su carrera junto a su hermana, Encarnación, «la Argentinita»,
quien marcó la línea artística que posteriormente seguiría. A partir de
entonces su popularidad estuvo unido a su talento y a su peculiar forma de
interpretar, que revolucionó el baile español de su época e influyó poderosamente
en toda una generación de artistas.

A los cinco años hace su primera aparición en público en una
función homenaje a su hermana en Santander. Cuando tiene edad adecuada, empieza
a estudiar piano, canto y solfeo consiguiendo el primer premio. Toma clases en
la academia de Julia Castelo donde lo había hecho también La Argentinita, que
la lleva también al Romea a ver el espectáculo. Allí conoce a Pastora Imperio,
ve actuar a Amalia Isaura y otras buenas artistas. De esta manera completa su
formación. A los quince años comienza su vida profesional.DEBUT CON «LA ARGENTINITA»

En 1933, baila por primera vez en público junto a su hermana.
Es en Cádiz, en el Teatro Falla, donde «La Argentinita” estrena su versión de «El
Amor Brujo». Con esta actuación, Pilar López quedará unida a la vida artística
de su hermana hasta que muera, ocupado el segundo puesto de la compañía y a
veces juntos con un mismo partenaire. Actúa en el Teatro Español de Madrid y
siguiendo la ruta de la compañía, después de Cádiz y Madrid, pasa a provincias
y luego a París, Teatro de Champs Elysées. Viaja por América que la recorre de
arriba a abajo. Las tourneés de las dos hermanas son incesantes, pasando por
España entre unas y otras, para actuar aunque sean pocos días. Vuelve a Buenos
Aires, a debutar en el Teatro Colón, siguen por Sudamérica, dan conciertos en Orán,
Casablanca y París vuelven a Centroamérica y a Nueva York.

En 1943, «La Argentinita” estrena en el Metropolitan Opera House
de Nueva York, su gran obra «El café de Chinitas» donde Pilar tomará parte
importante. Las dos hermanas actúan en el Wate Gate de Washington, sobre una
superficie flotante, mientras los espectadores que llegaron a diez mil, veían
el espectáculo desde barcas. Recorren Norteamérica acompañadas por las grandes
orquestas de Filadelfia, de Chicago, de Boston y de San Francisco. Estuvieron
seis años trabajando allí. En 1945 muere «La Argentinita” en América. Se
deshace la compañía y, muy afectada, decide no bailar.EL BALLET ESPAÑOL DE PILAR LÓPEZ

Pasará un año alejada del baile. Vuelve a formar compañía, reuniendo
a bailarines que ya habían estado con ella en América: José Greco, Manolo
Vargas, Rafael Ortega; busca otros nuevos para completarla. En su compañía, el Ballet
Español de Pilar López, de gran fama, con la que realizó giras por todo el
mundo, se formaron destacadas figuras. Además de José Greco, Manolo Vargas o
Rafael Ortega, destacaron también Elvira Real, Dorita Ruiz, Alicia Díaz y
Antonio Gades. Desde 1946 hasta 1973 Pilar López mantuvo prácticamente sin
interrupción su compañía de ballet. Entre
sus grandes trabajos se recuerdan sus coreografías para «El sombrero de tres
picos”, «El amor brujo” o «El concierto de Aranjuez”. En cine trabajó en «Duende
y misterio del flamenco” (1952), a las órdenes de Edgar Neville.

Pilar López destacó siempre por su virtuosismo y
autenticidad, por su arrolladora personalidad y por su estilo puro e inconfundible.
Había recibido muchos premios y distinciones. Entre ellos, el Premio Nacional
de Flamenco, de Jerez, en 1976, Maestra del Baile, en la V Bienal de Arte
Flamenco y el Compás del Cante, ambos en Sevilla. En 1995 recibió la Medalla de
Oro de Andalucía. En 2006 fue galardonada con el Premio de Honor de la IX edición
de los Max de las Artes Escénicas, en reconocimiento a «su vasta aportación
al mundo de la danza».