“Familia Camino” es una obra que recuerda a la familia. La propia. La de casi todos. Sobre todo por la temática. Pero también por los veteranos actores que la interpretan. Tina Sáinz es una intérprete queridísima, una habitual en aquella televisión en blanco y negro cuya programación parece hoy de culto, desde “Estudio 1” a “Novela”. Eloy Arenas es otro veterano de carácter. Y de César Camino, que pertenece a otra generación, se recuerda su papel de policía platónicamente enamorado en la serie televisiva “Los misterios de Laura”, o su inmensa actuación en la obra teatral “El nombre”. A todos ellos se une en “Familia Camino” Carmen Flores Sandoval, en un risueño papel que oscila entre la dureza rural y la ternura de Valdeacederas.

A César Camino, decíamos, se le conoce como actor, pero no tanto como dramaturgo. En “Familia Camino” ha escrito una pieza realista con algunos destellos poéticos, que rompe decididamente al final en poesía. Una obra distribuida en cuadros que recuerda, pese a su modernidad, la tradición escénica del madrileño Teatro Lara, donde se representa, en la larga y brillante época en la que dirigió esta bombonera don Cándido Lara, o en la posterior etapa a cargo de Manuel Canseco. Este texto tiene, pues, sabor a teatro, y emociona, sobre todo al final.

La obra plantea una pregunta de máxima actualidad: “¿Estamos preparados para cuidar a nuestros mayores?”. El protagonista se ve obligado de repente a cuidar de sus padres. Ella –maravillosa, insistimos, Tina Sáinz- enferma de Parkinson. Él, ingresado en un hospital tras una preocupante caída y con crecientes y graves problemas de salud. Pero al protagonista también lo persiguen otros problemas. El principal: el banco. “Nos quitan el bar, estos cabrones del banco nos quitan el bar. Y a mi padre le han encontrado un tumor en el colon”, dirá, después de explicar su complicada relación con la entidad financiera: “Estoy negociando, renegociando, suplicando”. Además, su mujer le ha pedido el divorcio y sus padres no lo tienen en buena consideración. Afirma la madre: “Tengo otro hijo mejor, pero vive en Brighton”. El padre repetirá poco después idéntica frase. Se trata de una obra sobre la soledad en la vejez y sobre los problemas económicos que súbitamente aplastan a alguien. Sobre los conflictos y el nerviosismo, a veces absurdo, que se vive en la familia. César Camino ha optado por envolver en humor y convertir en comedia una temática triste, que habla de la vida misma. Pero finalmente hay una rendija para la esperanza en medio del drama para la familia Camino. Como en todas las familias, decíamos.