El Teatro Fernán Gómez de Madrid estrena una adaptación de la famosa película de Lars Von Trier

La trágica historia de Selma, interpretada para la gran pantalla por la actriz y cantante danesa Björk, dejó tocados muchos corazones en el año 2000, momento de su estreno, y fue merecedora de varios premios internacionales. Casi dos décadas después, Fernando Soto asume el reto de llevar la vida de Selma al teatro. Este 1 de marzo es el estreno absoluto en el Fernán Gómez de Madrid.

La actriz Marta Aledo encarna a Selma, la mujer inmigrante cuyo objetivo en la vida es aunar el dinero suficiente para operar a su hijo y tratar de salvarlo de la ceguera degenerativa que ha heredado de su madre, y que a ella la llevará irremediablemente a perder completamente la visión. El camino que recorre Selma es duro e injusto, y sólo en la música y en su imaginación encuentra el alivio y la esperanza espiritual que no le concede el mundo real. José Luis Torrijo, Fran Calvo, Luz Valdenebro, Inma Nieto y Álvaro de Juana completan el resto del elenco de ‘Bailar en la oscuridad’, que se representa, por primera vez, en la Sala Guirao del Teatro Fernán Gómez de Madrid del 1 al 31 de marzo de 2019.

Fernando Soto no ha pretendido hacer una versión teatral al uso de una película tan representativa del cine contemporáneo: «Sería pretencioso y absurdo mejorar una película con una identidad tan poderosa», explica el director madrileño, que ha optado por desarrollar sobre el escenario las realidades y temas tan profundos que toca «Bailar en la oscuridad»: la pena de muerte, el capitalismo, la inmigración, las fronteras y la capacidad de amar y perdonar del ser humano. Es un cuento inspirado en el filme, reelaborado con el lenguaje teatral y, en consecuencia, un producto final bastante distinto al del largometraje.

Con este planteamiento, cabe pensar en la importancia de la música en esta tragedia. Varias de las piezas que aparecen en la película se han reducido a coreografías y el hecho de que Björk retirase los derechos musicales, ha permitido que la productora se haya visto con la libertad para crear la música más adecuada a la representación.