UNA MIRADA A LA OTRA CARA DEL FESTIVAL SIGUIENDO LA PRESENTACIÓN DE «EN LA CIUDAD DE SYLVIA» EN 2007

Durante la promoción de una película por diversos festivales del mundo, su director callejea con una pequeña cámara al encuentro de un motivo o personaje para su próxima obra. Con forma de diario de viajes, «Guest» presenta los registros tomados por este cineasta. Bajo el trenzado aparentemente azaroso de cada uno de estos apuntes late una película; la situación, el conflicto, el personaje que debería gestarla.

¿Qué significa un festival de cine? ¿Qué tipo de relación se crea en torno a un evento que, por su misma naturaleza, debería ser colectivo? Dos preguntas a las cuales, a su manera, responde José Luis Guerin con el documental «Guest», presentado en la sección Horizonte del Festival de Venecia.
La historia es muy simple: un talentoso director español (Guerin), con una solida filmografía a sus espaldas, realiza una película («En la ciudad de Sylvia») que participa en la Sección Oficial en competición del Festival de Venecia en 2007. Estamos en septiembre, poco antes de la proyección. Las actrices se maquillan en el hotel, se distraen y bromean para exorcizar la emoción a la espera de enfrentarse al público. Mientras tanto el realizador retoma estos momentos de intimidad.
Es el comienzo de una aventura que se terminará un año después, aún en Venecia cuando Guerin forma parte del jurado. Un largo viaje, porque una película como «En la ciudad de Sylvia» puede esperar ser distribuida en salas, pero vive sobre todo de las invitaciones a los festivales de todo el mundo.
En el documental no se verá nada de la proyección veneciana. Desde el principio se comprende que el realizador, el «huésped”, como indica el título de la película, fija su atención fuera de aquello que se puede definir como el centro del evento. La videocámara abandona el lugar privilegiado y destaca la otra cara del festival. Se filman los lugares al margen del evento, los que nunca están incluidos, que permanecen excluidos de las fiestas, de las alfombras rojas. ¿A quién le interesa descubrir en que ciudad se hospeda en realidad?
Dentro del festival de cine se construye un mundo que no coincide con el otro mundo, aquel habitado por todos. Así de Europa a EE.UU., de Sudamérica a Asia, Guerin ignora la señalización que indica donde se desarrolla el evento de turno (y quizás qué tormento para los organizadores) y se dirige sin necesidad de credencial, hacia la periferia, dejándose conducir por una muchedumbre que no vive de la propia auto-representación, sino que representa exactamente la vida misma. Y es de esta manera que Guerin piensa y realiza su cine: es la vida que da consistencia a una película y hacia ésta última se vuelcan los espectadores para buscar, entre las múltiples difusiones de la existencia, un sentido posible.