Tenía 46 años, había ganado el Oscar por «Capote» y consagrado por sus interpretaciones en «Los Juegos del Hambre: En Llamas», «The Master», «Misión Imposible III» o «El gran Lebowski»

El actor estadounidense Philip Seymour Hoffman ha sido hallado muerto este domingo 2 de febrero en su apartamento de Greenwich Village, en Manhattan, Nueva York, según ha informado la Policía neoyorquina. El intérprete, ganador del Oscar al Mejor Actor en 2005, habría fallecido a causa de una sobredosis de droga, informa el diario The New York Post, citando fuentes policiales.

El cadáver de Hoffman fue hallado por un amigo suyo en torno a las 11.30 horas de este domingo (18.30 hora peninsular española) en el apartamento que tenía el actor en la calle Bethune. El amigo de Hoffman llamó entonces a emergencias.

La Policía ha abierto una investigación para esclarecer lo ocurrido. El propio Hoffman, de 46 años, reconoció en vida que tenía problemas de adicción a las drogas y se sometió el año pasado a un programa de rehabilitación para heroinómanos.

Hoffman ganó el Oscar al Mejor Actor de la Academia de Hollywood en 2005 por su interpretación en la película «Capote». También es conocido por sus interpretaciones en filmes como «Los Juegos del Hambre: En Llamas», «The Master», «Misión Imposible III» o «El gran Lebowski».
El actor había nacido en Nueva York el el 23 de julio de 1967. Sus primeros trabajos fueron en el teatro. Tras su participación en la película «Twister”, donde Helen Hunt y Bill Paxton perseguían concienzudamente a todo tipo de tornado, Philip Seymour Hoffman coincidiría por primera vez el que sería una de las personas más importantes en su carrera: Paul Thomas Anderson. Su primer trabajo conjunto fue «Hard Eight, Sidney”, una película ambientada en el mundo del juego donde no tiene desperdicio es ver a Gwyneth Paltrow antes de ser la divina Gwyneth Paltrow a la que todos conocemos. El siguiente trabajo del actor volvió a ser junto a Paul Thomas Anderson en «Boogie Nights”, una cinta que abordaba el cine porno y el ascenso y caída de uno de sus actores. Este trabajo supuso para el actor neoyorquino la confirmación como uno de los actores imprescindibles en el cine independiente.
A partir de este momento, sus trabajos con directores independientes se enterlazaron: «Próxima parada Wonderland”, la delicada comedia romántica de Brad Anderson, «El gran Lebowski”, de los consagrados Joel Coen o la inclasificable «Nadie es perfecto”, de Joel Schumacher en la que interpretaba a un alocado homosexual que intenta ayudar a un ultraconservador policía (Robert DeNiro) que se recupera de un accidente vascular.
La participación de Philip Seymour en la controvertida obra de Todd Solondz, «Happines” tuvo gran repercusión. La tercera cinta de Solondz abordaba cómo la violación, pedofilia y el homicidio se pueden esconder bajo la fachada de unos personajes que llevan «una vida normal” a ojos de la sociedad. Poco después, Seymour Hoffman aparecería en «Magnolia”, una de las grandes películas de 1999. Una película coral donde varios desconocidos ven cómo sus vidas se entrecruzan en 24 horas.
Sus últimos trabajos demostraban su versatilidad y falta de encasillamiento: «Los idus de marzo”, «Radio encubierta” «Moneyball: Rompiendo las reglas”, «The Master” o «El último concierto».