«YO SOY DON QUIJOTE DE LA MANCHA» LLEGA AL TEATRO ESPAÑOL DE MADRID

José Sacristán se reencuentra con el Quijote, tras su interpretación en el aplaudido musical que invadió la Gran Vía madrileña a finales de los años 90, en un espectáculo cuya dramaturgia firma ahora José Ramón Fernández y que presenta el lado más humano y justo de este personaje.

El gran personaje de Miguel de Cervantes, antihéroe, loco, fracasado y entrañable, regido por el idealismo, la fantasía y la bondad, sale de las páginas y se instala en el Teatro Español de Madrid. Protagonizado por José Sacristán, el espectáculo «Yo soy Don Quijote de la Mancha», escrito por José Ramón Fernández bajo la dirección de Luis Bermejo, es un nuevo intento de mostrar a esta figura universal en toda su esencia.
«Yo soy Don quijote de la Mancha» fue estrenada en julio de 2012 en el Festival de Almagro y, tras su paso, entre otros, por los Festivales de San Javier en Murcia y Olmedo en Valladolid, recala ahora en el Teatro Español desde este 14 de noviembre y hasta el 9 de diciembre próximo. Su autor, José Ramón fernandez, obtuvo el premio Nacional de Literatura Dramática 2011.
El papel de Don Quijote está interpretado por el prestigioso actor José Sacristán flanqueado por su inseparable Sancho (Fernando Soto) y la hija de éste, Sanchica (Almudena Ramos), todos ellos acompañados en el escenario del violonchelista José Luis López. Juntos recrean, a través de una nueva versión firmada por el dramaturgo José Ramón Fernández, algunas de las famosas aventuras y desventuras del famoso hidalgo escritas por Miguel de Cervantes, aunque, en palabras de su director, Luis Bermejo, la obra «Yo soy Don quijote de la Mancha es una nueva aventura de Don Quijote, Sancho Panza y Sanchica, escrito por un genio de nuestros días e interpretado por la flor y nata de la andante comiquería”.
«Don Quijote es una parte de todos nosotros. Es un miembro de nuestra familia al que recordamos, al que tenemos presente, al que todos miran con piedad y tratan con una especie de dulce cariño. Forma parte de lo mejor de nosotros, de nuestra parte buena. José Sacristán tiene también un huequito en nuestra memoria sentimental, en nuestros recuerdos, desde algunos más lejanos hasta algunos muy, muy recientes. Nos pide que le ayudemos a buscar la bondad. Que le ayudemos a ser Don Quijote», concluye Berdejo.
Por su parte José Sacristán ensalza la belleza y hondura de este nuevo trabajo escénico que «rescata el referente moral y ético que es este individuo quien, antes que estar loco, se enfrenta a cualquier riesgo con tal de defender unos principios». El actor considera que, sin ánimo de dar lecciones, «está implícito en este personaje una especie de aproximación a la forma ideal de entender la relación con el mundo y los demás». «Esto es un juego», afirma Sacristán abundando en su «satisfacción» por trabajar en esta «aventura» con «gente joven que arriesga y se divierte» y por estar ocupado en algo «que puede ser de alguna utilidad a quien lo vea».