Nos hemos olvidado de «Don Juan Tenorio», de la larga tradición de representar al héroe de José Zorrilla en las fechas próximas al Día de los Difuntos. “El Tenorio” y el romanticismo nacieron en España y en Europa como una reacción al nacionalismo y al progreso de una sociedad que comenzaba a industrializarse. “Don Juan Tenorio” se estrenó el 28 de marzo de 1.844. Desde entonces fue tradición que los escenarios españoles se llenaran de “tenorios” en estas fechas de presencia del recuerdo de los difuntos. Don Juan se atrevió a retar a la muerte y por eso muere, aunque redimido por su amor a Doña Inés, porque el ‘Don Juan’ de Zorrilla es un héroe romántico en una obra de fondo eminentemente religioso. Dirá Doña Inés: “Tal vez Satán puso en vos/ su vista fascinadora,/ su palabra seductora,/ y el amor que negó a Dios”. Don Juan, sí, desafía a todo y a todos, más que nada a la muerte, pero finalmente lo redimirá su amor hacia la monja.

Los estrenos de esta tragedia atravesaron los tiempos y pudieron con todo. Pero Don Juan ha sido vencido. Un amplísimo sector de la sociedad española –sobre todo los jóvenes- ignora decididamente al Tenorio, y en estas fechas celebran ‘Halloween’, debido a la invasión cultural norteamericana, sobre todo a través del cine. Esa circunstancia se da desde hace años, pero últimamente se le ha añadido una desalentadora novedad producto del imparable desmoronamiento hacia la incultura de la sociedad española: Don Juan se ha convertido en un mito políticamente incorrecto.

Pero numerosos estudiosos y críticos teatrales consideran el “Don Juan” de Zorrilla como la mejor obra teatral española de todos los tiempos –en discusión con “Luces de Bohemia”-. La actriz Cayetana Guillén Cuervo presume en entrevistas de que su padre, el inolvidable Fernando Guillén, fue el intérprete que más veces encarnó a Don Juan. Luis Merlo, jovencísimo, en 2005, hizo en el Español un Don Juan atrevido y esencialmente romántico. Porque el conflicto de Don Juan es el de verse predestinado a una forma de ser que justifique la fama de su leyenda, según la profesora Begoña Alonso. Pero Don Juan ha sucumbido ante las insoportables invasiones ‘pretrumpista’ y ‘trumpista’, y ante un minoritario pero vociferante politiqueo de papel couché. Como escribió Mariano José de Larra, que fue un digno dramaturgo y un excelente crítico teatral, sobre cuya tumba se dio a conocer Zorrilla leyendo unos versos, como escribió Larra en un artículo, decíamos: “Que Dios nos asista”.