«Je suis un soldat», una película cuyo punto de partida es el sentimiento de vergüenza que la crisis ha provocado en esta parte del mundo

La Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de Gijón recibió en su tercera jornada a Laurent Larivière y a su ópera prima: «Je suis un soldat», una película cuyo punto de partida es el sentimiento de vergüenza que la crisis ha provocado en esta parte del mundo: «No cumplir nuestros sueños es algo común a toda la sociedad”.

Un ejemplo, plan para los 30: trabajo, pareja, quizá hijos, casa, coche, viajes y puede que hasta un perro. La protagonista de esta película (interpretada por Louise Bourgoin) tiene 30, pero acaban de expulsarla del mercado laboral, no tiene novio y regresa a casa de su madre escondiendo las maletas, aunque el director Larivière hace que sí tenga perritos que le ladren.

Los superfans de Johnny Hallyday estarán encantados de escuchar «Quand revient la nuit» y descubrir que uno de sus versos da título a esta película que guarda dos historias: la vergüenza de encontrarse ante un presente desolador y el tráfico de perros. «Para mí el título es muy importante –explica Larivière- porque tiene ser una alegoría, evocar el filme. Pero hasta la mitad de la película no tenía claro el título y tampoco quería que el tráfico de cachorros ocupara más espacio que la historia de Sandrine. En este sentido, sintetiza muy bien sus sentimientos”. El «cruel” tráfico de perros salpica la historia vital de la soldado Sandrine y a Laurent Larivière le sirve para poner el foco en «algo poco conocido, como es que mueve más de 15.000 millones de dólares en todo el mundo y está el tercero en el ranking tras las armas y las drogas”.Los atentados terroristas de la pasada semana cogieron a Lariviére en plena promoción de la película.

Larivière confirmó en Gijón que la sociedad francesa está en estado de shock. «Tres días después de los ataques, mi hijo seguí a sin salir a la calle”, contó y confesó también que durante varios días él mismo y su distribuidor pensaron en no seguir con el plan que tenían marcado para la promoción de la película, incluso barajaron quitarla de los cines. «Si dejamos de salir a tomar copas, salir con los amigos, dejar de ir al cine, al teatro, a conciertos… entonces estaremos haciendo lo que ellos quieren porque esos ataques amenazan nuestro estilo de vida. Al final decidimos continuar con la promoción y acudir a los festivales: esa es nuestra resistencia”. Resistencia francesa. Otra vez.