Malditos Compañía estrena en el teatro Pavón-Kamikaze de Madrid «Escenas de caza”, una obra extraña y deslumbrante

«Escenas de caza” es una obra extraña, onírica y, a veces, deslumbrante, que Malditos Compañía, dirigida por Alberto Velasco, ha estrenado en el teatro Pavón-Kamikaze de Madrid. Trata sobre la persecución que sufre el diferente. Una función muy física, llena de símbolos. Una liturgia brutal.

Uno de los personajes, al inicio de «Escenas de caza”, dice: «El hombre es inteligente, pero la masa mete un miedo que te cagas”. Poco después sonará el clamor de un estadio con el público gritando bajo la fiebre del fútbol. «Escenas de caza” contrapone dos visiones. Una, la necesidad de pertenecer a un grupo, de ser aceptado por la mayoría, por más repugnancia que esa mayoría puede causar. La otra, y en la que profundiza la obra, consiste en mostrar la persecución social que padece el diferente.

En este caso se trata de un homosexual. Pero el acoso puede ir dirigido también, como expone en el programa el director de la función, Alberto Velasco, por ser gordo, delgado, pelirrojo, tener cuatro dedos, o tartamudear. Es, en definitiva, la persecución al que es distinto, al que se sale de la norma. Y hay que estar alerta: En cualquier momento sueltan a los perros.

«La guerra se hizo por venganza más que por ideología”, afirmará otro personaje. La función está envuelta en una poética punzante, consiste en una liturgia brutal. En medio de las fiestas del pueblo, donde acaba de regresar el protagonista después de muchos años de ausencia, los personajes comulgarán panceta de cerdo recién frita, con el olor del cocinado aún en la platea, tras hacer una fila devota y reflexiva, como si estuvieran en misa de doce del domingo. Luego beberán botes de cerveza Mahou mientras escupen la suciedad de sus vidas, que transcurre en el aburrimiento y en el vacío. El protagonista es distinto. Habla poco pero muestra mucho. «Viste raro, ¿no?”, se pregunta una de las bestias. Sí, viste falda, pero su vida tampoco ha resultado fácil ni ha tenido brillo. Dirá: «El teatro es lo único que me salvó”. Los nueve actores que representan la obra realizan un enorme derroche de fuerza. Es un teatro eminentemente físico, algunas veces más apoyado en el gesto que en la palabra. Y danzan, danzan como malditos, que fue el anterior montaje de esta compañía, basado en aquella película… Ahora, María Velasco, la adaptadora, se ha basado para escribir el libreto en «Escenas de caza en la Baja Baviera”, una película de culto estrenada en 1969.

«Escenas de caza” transcurre entre símbolos y angustia. Y la chica a la que llaman «Deficiente”, la otra perseguida, exclamará: «Lo mejor es no nacer”. No hay respiro en esta obra onírica, llena de símbolos y diferente. De una diferencia sublime.