El legado del mago, pionero y padre de la fantasía cinematográfica, puesto en valor en una muestra con más de 400 objetos y la proyección de 20 de sus películas, incluyendo «Viaje a la Luna» con sus colores originales

Tras su paso por Barcelona, CaixaForum de Madrid acoge, hasta el 8 de diciembre, la exposición «George Méliès. La magia del cine», que consta de la colección más importante del mundo de objetos de Méliès. Se proyectan además una veintena de filmes, con atención muy especial a «Viaje a la Luna»,1902), un hito para la historia del cine y los cinéfilos, con imágenes grabadas en la memoria colectiva de millones de aficionados, que se puede ver tal y como Méliès la coloreó a mano, fotograma a fotograma.

Durante décadas, la versión en color del «Viaje a la Luna» se consideró perdida. En 1993, fue reencontrada en Barcelona en un estado crítico, hasta el punto de que nadie creyó en una posible restauración. De todos modos, se emprendió un intento seis años más tarde: fueron tres años dedicados a separar las imágenes y digitalizarlas una por una. Hubo que esperar hasta 2010 para que la restauración estuviera finalizada.
«Georges Méliès. La magia del cine» es la primera gran exposición dedicada en España al primer ilusionista del cine y profundiza en las raíces culturales, estéticas y técnicas de Méliès. Lo hace mediante más de 400 objetos entre películas, fotografías, dibujos, pósteres, aparatos originales de la época, vestuario, maquetas y muy variada documentación. Comisariada por Laurent Mannoni, director científico de Patrimonio y del Conservatorio de Técnicas de La Cinémathèque Française, la muestra cuenta con la colección más importante del mundo de objetos de Méliès.
La muestra explota las raíces culturales, estéticas y técnicas de Méliès en tres grandes ámbitos. El primero se ocupa de los antecedente históricos, del teatro de sombras a la linterna mágica, e introduce al espectador en su universo creativo. El segundo explica su concepción del cine como una «obra total» que le lleva a ocuparse de todo el proceso de producción, de la decoración al guion y los actores, pasando por la producción y la distribución. Es aquí donde se puede disfrutar de algunas excepcionales sorpresa, como el vestuario originas de «Viaje a la Luna» («Voyage dans la lune») y de los aparatos de época que permitieron su pioneras proyecciones.
El tercer apartado documenta la caída en el olvido la larga resurrección de de Méliès hasta que su genio es recuperado por grandes colegas del oficio que reconocen su papel primordial en la historia del cine. Un recorrido que culmina con la cinta de Scorsese que cierra la exposición.
Pionero de los efectos especiales, Méliès aplicó al cine los truco de magias y la técnica de linterna mágica: pirotecnia, efectos ópticos, desplegables horizontales y verticales, paradas de cámaras, fundidos, encadenados, sobreimpresiones, efectos de montaje y de color. Méliès podía mostrar cuerpos cortados, chafados, explotados; cabezas y extremidades separadas del cuerpo pero con vida; multiplicación, permutación, transformación y levitación de personajes y objetos. Toda una batería de recursos que explotarían todos los genios del cine en las décadas siguientes. Méliès, Hijo de un fabricante de calzado, fue un visionario comprendió antes que nadie que «las películas tienen el poder de capturar los sueños». Cuando el cine estaba en mantillas Méliès fue capaz de incorporar la magia, jugar con las ficciones, alimentar la fantasía y hacer que la mente del espectador volara mucho más allá de la Luna que alcanzó con su imaginación. Dibujante, mago, director teatral, actor, decorador y técnico, ese pionero ‘Leonardo del séptimo arte’ realizó más de 500 películas entre 1896 y 1912 de las que fue productor, realizador y distribuidor. La ruina económica provocó una situación desesperada que le impulsó a destruir los negativos de todas sus películas, cayendo en el olvido, hasta que décadas después, su obra fue rescatada por el aprecio de críticos y colegas al final de los años 20 del pasado siglo. Y aun en vida recibió los homenajes de colegas y espectadores.
La revolución de Méliès se fraguó en las antípodas del cine documental de los hermanos Lumiére, combinando el universo de Jean-Eugène Robert Houdeim, el padre de la magia moderna -no confundir con el gran Houdini-, con la cinematografía de Marey, impulsando así el cine como espectáculo.
Sin los retos técnicos y narrativos que Méliès planteó y resolvió de manera tan rudimentaria como eficaz, es muy probable que los desafíos de Georges Lucas, Stanley Kubrick, Steven Spielberg, Ridley Scott y tantos otros magos del cine en el último tramo del siglo XX no se hubieran superado. Ya en el siglo XXI Martin Scorsese le rendía homenaje en con «La invención de Hugo» (2011). Hijo de un fabricante de calzado, reinó en el mundo del género fantástico y del trucaje cinematográfico durante casi veinte años antes de caer en el olvido y la ruina económica, una situación desesperada que le impulsó a destruir los negativos de todas sus películas.