Un inquietante thriller protagonizado por Miguel Ángel Solá y Daniel Freire en los Teatros del Canal de Madrid

Este jueves 29 de noviembre llega a los Teatros del Canal de Madrid «El veneno del teatro», la obra de Rodolf Sirera que dirige Mario Gas en su primer trabajo tras su salida del Español. Miguel Ángel Solá y Daniel Freire frente a frente protagonizan una obra que no habla solo de la pasión por el mundo teatral, sino de la vida misma, y de la influencia que el arte ejerce sobre ella.

«El veneno del teatro» parte de un encuentro entre un hombre poderoso y un actor de fama para discurrir acerca de las dos teorías teatrales de la Ilustración, a saber, la identificación con el personaje o la exteriorización del mismo. Jugando con el equívoco en su título, la obra no habla solo de la pasión por el mundo teatral, sino de la vida misma, y de la influencia que el arte tiene en ella y de ella.
La historia comienza con un encuentro entre dos individuos, un hombre poderoso y un actor de fama, para discurrir acerca de las dos teorías teatrales de la época -el texto original está situado en el París de la Ilustración-, a saber, la identificación con el personaje o la exteriorización del mismo. A partir de ahí, los protagonistas se ven envueltos en un viaje sin retorno, del que no saben cuál será el final.
Desde que se representara por primera vez en 1978, «El veneno del teatro» ha sido traducida y estrenada en otros ocho países. En España es especialmente recordado el montaje que en 1983 produjera el Centro Dramático Nacional, con José María Rodero y Manuel Galiana como protagonistas. Sin embargo, este montaje distará bastante de lo que los espectadores de aquel momento recuerdan, tanto por sus personajes como por la época en que se sitúa el hecho dramático, que pasa del siglo XVIII a 1920.
El texto de Rodolf Sirera demuestra su actualidad al recuperar un debate que sigue vivo entre teóricos de la interpretación. La pieza se hace eco de las dos corrientes contrarias que en los siglos XVIII y XIX dividieron a los teóricos del teatro. Por una parte, había quien defendía la importancia de que el actor se identificara con el personaje, hasta el punto de que mezclara sus sentimientos personales con los de aquél al que interpretaba. Términos como la declamación o la técnica implicaban la falsedad en la actuación, y por tanto, hacían imposible conectar con el espectador.
La obra permanecerá en los Teatros del Canal de Madrid hasta el 16 de diciembre.