LA FUNCIÓN ES UNA ADAPTACIÓN DE LA PELÍCULA DE INGMAR BERGMAN QUE ABRE LA TEMPORADA DEL TEATRO BELLAS ARTES DE MADRID

El cine le ha dado grandes papeles a la actriz Marisa Paredes. Sin embargo, con motivo de su regreso a los escenarios con «Sonata de otoño”, la actriz asegura que «el trabajo en los escenarios te pone las pilas de verdad». La actriz, que hace dos años ya se había vuelto a subir a un escenario con el «Hamlet” que dirigió Lluís Pasqual, con la que rompió catorce años de inactividad teatral, dice que «en el cine tienes más posibilidades de salvarte, pero en el teatro no».
Marisa Paredes está acompañada sobre el escenario por Nuria Gallardo, Chema Muñoz y Pilar Gil. Su personaje en «Sonata de otoño” es el de Charlotte, una brillante pianista con una gran carrera internacional, que se reencuentra siete años después con su hija Eva (Nuria Gallardo), que acaba de perder a su único hijo. Las chispas saltarán entre madre e hija y el rencor saldrá a relucir. Al lado de ellas están su marido (Chema Muñoz) y la hija pequeña, Helena (Pilar Gil), que padece una enfermedad degenerativa.
De «auténtico lujo» califica Paredes el texto inspirado en la película de Bergman, un montaje en el que «no existen buenos ni malos y cada personaje defiende sus ideas, con un rencor antiguo. Charlotte huye de esa situación, no quiere enfrentarse a algo que ella provocó hace años», dice, aclarando que está ante uno de los trabajos «más hermosos y curiosos» que ha hecho.
LA PELÍCULA, MÁS LIGHT
Para Paredes, revisitar a Ingmar Bergman es «mirar dentro del ser humano y mostrar con toda crudeza las cosas estupendas que tiene y también las terribles. Es uno de los trabajos más hermosos y curiosos que he hecho”, señala
La película de Bergman, protagonizada en aquella ocasión por Ingrid Bergman, no ha sido un referente ni para el director ni para los actores. «La película era más light y se queda en lo superficial», comenta Paredes, agregando que precisamente la protagonista del filme «no dio lo mejor de sí misma» en aquella película. «Parecía la víctima, y todos podemos ser fatales para los otros», apunta.
Tampoco quedó del todo satisfecho con la película el propio Bergman, según desvela José Carlos Plaza. «Era la película de Ingrid Bergman, pero no de Ingmar Bergman», señala, asegurando que en su adaptación ofrece «una biopsia de las almas de los personajes. Lo que más importa es el actor, apunta, sobre una obra en la que se muestra «una relación umbilical, de amor-odio, entre madre e hija».
Plaza, quien tras el éxito cosechado con la función en las 30 representaciones que lleva por toda España dice llegar ahora a Madrid «un poco chuleta», puntualiza que el filme de los años 70 se hizo, además, «con el mal entendimiento» entre director y actriz. «Ingmar Bergman hizo una película realista, cuando lo que quería hacer era un poema», desvela asegurando que la función que llega ahora a Madrid es «profundamente incómoda» y hará «reflexionar» al espectador.
MUCHAS LECTURAS
Nuria Gallardo que da vida a la hija de Marisa Paredes comenta que «la falta de comunicación de los personajes les conduce al dolor del alma. Cada palabra es como una punta de un iceberg». Chema Muñoz, por su parte, matiza que el texto de Bergman tiene «muchas lecturas»; mientras Pilar Gil señala que la enfermedad degenerativa de su personaje es «un símbolo de las enfermedades mentales y emocionales que padecen los otros personajes”.
«Todas las madres que he hecho pueden ser una parte de Charlotte, una pianista valorada y reconocida. No hay un guión para ser madre, aunque todos se creen que lo pueden hacer”, destaca Marisa Paredes, que hasta finales de año seguirá representando esta pieza por distintas plazas,