Una historia sobre la crisis migratoria que revela el cinismo de la sociedad actual

Cinco años después de «Amor», Michael Haneke ha presentado este lunes en el 70 Festival de Cine de Cannes «Happy End», su octava película en Selección oficial del certamen. El director austriaco, uno de los pocos que ha recibido la Palma de Oro dos veces («La cinta blanca» en 2009 y «Amor» en 2012), presenta ahora una historia mordaz firmada en la región francesa de la Côte d’Opale, con dos de sus actores preferidos: Jean-Louis Trintignant e Isabelle Huppert.

La película es una historia sobre la crisis migratoria que revela el cinismo de la sociedad actual. La ironía (¿o el humor?) es evidente, dada la dificultad para imaginar un Happy End para la crisis de esos migrantes condenados a errar en la que se conoce como la jungla de Calais. Para tratar esta espeluznante realidad, Michael Haneke optó por describir la indiferencia inhumana de una familia burguesa del norte de Francia, desconectada de la realidad social que la rodea. Jean-Louis Trintignant encarna al patriarca sarcástico, Isabelle Huppert y Mathieu Kassovitz son sus hijos, y Toby Jones, la joven Fantine Harduin y la belga Laura Verlinden completan el cuadro familiar.

La película, según Isabelle Huppert, «es poco psicológica y muy actual»; en lugar de tratar el sufrimiento de los migrantes, se enfoca en «la ceguera de la humanidad». Es la cuarta colaboración entre Michael Haneke y la actriz francesa, y la segunda con el veterano Jean-Louis Trintignant, quien había jurado que no le veríamos más, después de «Amor». Por él, a quien considera como «uno de los mejores directores del mundo», Jean-Louis Trintignant, que en 2012 confesaba que prefería el teatro, hizo una excepción. Parece que Michael Haneke es persuasivo.