El autor de los ingeniosos juegos de palabra del grupo ha fallecido a causa de una enfermedad que sufría desde 2019

El humorista, músico, locutor y actor argentino Marcos Mundstock, miembro y «voz» del grupo Les Luthiers, ha fallecido este miércoles a los 77 años. Mundstock sufría una enfermedad desde febrero de 2019 que le ha provocado la muerte, según señalan en al periódico fuentes cercanas a la formación. Mundstock nació en Santa Fe (Argentina) el 25 de mayo de 1942 hijo de inmigrantes judíos asquenazíes de Polonia. De ellos tuvo una gran influencia musical y cultural desde pequeño, especialmente de su padre que era relojero y al que le dedicó algunos textos.

En 1967 Mundstock comenzó a formar parte de Les Luthiers con su característica voz grave de bajo y dando introducción a los números del grupo cómico argentino sobre la vida del autor o describe la obra. También suele tener monólogos absurdos de un característico humor histriónico en los que interpreta a un psicólogo o a Dios. En ellos, solía introducir al personaje ficticio Johann Sebastian Mastropiero, que creó junto a su compañero de Gerardo Masana.

Desde la formación argentina han mandado un comunicado en el que detallan su lucha contra la enfermedad que lo apartó de los escenarios durante todo este 2020: «Después de más de un año de lidiar con un problema de salud que se tornó irreversible, Marcos nuestro compañero y amigo finalmente partió. De ahora en más, cada uno de nosotros deberá empezar a transitar el doloroso camino de aprender a convivir con su ausencia. Pero no hoy. Pensar hoy en partidas o ausencias nos resulta demasiado triste. Hoy preferimos evocar todo lo que Marcos nos brindó y conservaremos con nosotros para siempre.

Nos quedará el recuerdo de su voz única e inconfundible. Y de su presencia sobre el escenario con su carpeta roja y frente al micrófono, que cautivaba al público antes de decir una sola palabra. Nos quedará su profesionalismo. Su autoexigencia, su ética de trabajo y su respeto extremo por el público, valores que todos compartimos y que él defendió desde el momento de la creación misma de Les Luthiers. Nos quedará el recuerdo de su compañerismo, tanto en lo profesional y en lo personal. La Inteligencia de sus comentarios y su respeto por las opiniones ajenas, aún en la disidencia.

Nos quedarán grabados los aprendizajes compartidos que hicimos a lo largo de tantos años. Los lugares del mundo que descubrimos juntos. La sorpresa que compartíamos cada vez que Les Luthiers daba un nuevo salto y llegaba más y más lejos. Nos quedará el recuerdo de sus chistes cotidianos, rápidos y asombrosamente ingeniosos, listos para brindarnos una chispa de alegría en todo momento, en las buenas y en las malas.

Nos quedarán tantas cosas de Marcos, que aun en medio de la tristeza y el dolor que estamos viviendo, no podemos dejar de agradecer a la vida, y de sentirnos privilegiados de haber recorrido con él todo este tramo del camino».