La directora mexicana Lourdes Portillo ha muerto a los 80 años en su residencia de San Francisco, según han publicado los medios estadounidenses. Portillo era conocida como activista, artista visual y cineasta con una obra documental volcada en la comunidad latinoamericana, especialmente mexicana y chicana, y temáticas de justicia social.

Nacida en Chihuahua (México) en 1944, Lourdes Portillo se crio en Los Ángeles. Fue en la ciudad californiana donde entró en contacto con la industria del cine, aunque realizó sus estudios de Bellas Artes en San Francisco. Formación que compaginó con sus primeros trabajos cinematográficos, como el cortometraje documental Después del terremoto (1979), sobre la vida en San Francisco de un refugiado nicaragüense del terremoto de Managua de 1972.

Posteriormente codirigió junto a la argentina Susana Blaustein Muñoz su primer largo: «Las madres de la Plaza de Mayo» (1985), donde reflejaron las reuniones semanales de las mujeres argentinas que se juntan en la Plaza de Mayo de Buenos Aires para recordar a sus hijos que fueron asesinados o desaparecidos por la dictadura militar de Videla. La película fue nominada al Oscar de mejor documental.

En la década siguiente llegó el documental «El diablo nunca duerme» (1994), un true crime experimental que emplea recreaciones y collages de clips de telenovelas para desmenuzar el misterio en torno a la muerte de un tío de la propia autora, así como los dramas internos y tensiones de su familia.

Portillo dedicó su siguiente película, «Corpus» (1999) a la memoria y legado de la cantante texana Selena Quintanilla, asesinada cuatro años antes en la localidad de Corpus Christi. En «Señorita extraviada» (2001), su último largo, abordó la desaparición y asesinato de mujeres en Ciudad Juárez y ganó el Premio Especial del Jurado en el Festival de Sundance.