El drama bélico en Irak, «Route Irish», está protagonizado por Nawja Nimri

La competición a la Plama de Oro de la 63 edición del Festival Internacional de Cine de Cannes se ha visto elevado a 18 participantes desde que se acaba de anunciar la última incoporación, la del director británico Ken Loach (Nuneaton, Warwickshire, 1936) con su drama ubicado en Irak, «Route Irish», con guión de su ya indispensable Paul Laverty. En el reparto, nuestra Nawja Nimri, acompañada de John Bishop, Mark Womack, Stephen Lord, Talib Hamafraj, Trevor Williams y Andrea Lowe, entre otros.

En esta ocasión, Loach nos traslada a las rutas más peligrosas de la turbulenta ciudad de Bagdad. Allí un mercenario británico contratado para cuestiones de seguridad es asesinado en extrañas circunstancias en una ciudad en la que ya sólo reina la muerte, el caos, la violencia extrema y la codicia.

«Route Irish» es la otra cara de la moneda de la película que el pasado año Loach, de espléndido ánimo y humor, presentó en Cannes junto a la leyenda viviente del fútbol y la filosofía contemporánea Eric Cantona, «Looking For Eric». En esta ocasión, el título «Route Irish» hace referencia a la carretera que une Bagdad, la zona conocida como «Green Zone», con el aeropuerto, la más peligrosa del lugar. Es una carretera que vigilan tropas venidas de Irlanda, que la han rebautizado, «ruta irlandesa».

El film escrito por Laverty, sigue a dos amigos desde la infancia, Fergus y Frankie, de Liverpool, desde agosto de 1976, cuando se conocen en su primer día de colegio. En la primavera de 1986 asistimos a sus novillos escolares en el ferry del río Mersey y sus primeras borracheras de sidra mientras sueñan con un futuro de viajes y aventuras sin fin. El 12 de septiembre de 2001, 24 horas después del «borrado» de las Torres Gemelas del mapa, somos testigos de cómo el secretario de Estado de Defensa norteamericano Donald Rumsfeld sugiere al Consejo de Seguridad Nacional no sólo atacar a Al Qaeda sino a la nación de Irak.

La acción nos lleva hasta 2.004, cuando Fergus persuade a Frankie de alistarse en un equipo de servicios de seguridad en Bagdad, con una paga de 12.000 libras mensuales libres de impuestos. Es una última oportunidad de ganar mucho dinero en una ciudad peligrosísima sumida en la violencia impune y la codicia desatada, en la que la vida no vale nada.

Frankie muere en extrañas circunstancias, asesinado en la «ruta irlandesa» en marzo de 2.006. Estaba en el peor sitio, en el peor momento. Fergus, devorado por la pena y la culpa, rechaza la versión oficial e inicia a su manera una investigación para averiguar qué ocurrió. De su lado, Rachel, la compañera de Fergus, que descubre horrizada la profundidad de su dolor, pero también su capacidad letal.

Pero Frankie no sólo se enfrenta a encontrar la verdad de la causa de la muerte de su amigo y casi hermano. Frankie debe iniciar el doloroso camino de reencontrarse con su antiguo «yo». El de aquel adolescente que en el ferry en el río Mersey gozaba de la vida, de la esperanza en el futuro y de una verdadera y fraternal amistad. De nuevo, Loach acude a Cannes con un título (como hizo con la creación del IRA en «El viento que mece la cebada» en el Festival hace años) que sacudirá conciencias. Cine de alto voltaje, marca de la Casa Loach.