NAGISA OSHIMA

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    Nagisa Oshima nació en Kioto el 31 de marzo de 1932 y fue uno de los más notables cineastas del cine japonés, además de una de sus figuras más audaces, controvertidas y polémicas. Director emblemático en los años 60 de la llamada nuberu bagu («nueva ola»), se convirtió en las décadas siguientes en uno de los nombres de mayor proyección internacional que ha tenido el cine nipón.
    Tras graduarse en derecho en la Universidad de Kioto fue contratado por el estudio Shochiku donde pasó rápidamente a dirigir sus propias películas, haciendo su debut en 1959 con «Aito Kibo no Machi» / «Street of Love and Hope», un temprano acercamiento al tema de la problemática juvenil y su primer trabajo para el estudio Shochiku, uno de los más importantes de Japón. Seguirán después otros trabajos con Shochiku que ya definen su estilo crítico y su mirada airada contra la sociedad japonesa: «Seishun Zankoku Monogatari» / «Cruel Story of Youth» (1960) y «Taiyô no Hakaba» / «The Sun’s Burial» (1960). Pero su siguiente trabajo, «Nihon no Yoru to Kiri» / «Night and Fog in Japan» (1960), es ya una película abiertamente política tras la cual Oshima abandona el estudio para hacerse productor independiente.

    Esa segunda etapa en la filmografía de Oshima es un período de gran creatividad en el que rueda una serie de películas donde plasma sus obsesiones y reflexiones sobre el sexo, la política, la violencia y la muerte, siempre como herramientas con las que analizar las lacras de su tiempo. Sus soluciones formales, muy inspiradas en las «nuevas olas» europeas y las técnicas teatrales de vanguardia, lo convierten en uno de los cineastas más representativos de la modernidad japonesa, gracias a títulos como «Shiiku» / «The Catch» (1961), basada en una novela de Kenzaburo Oe sobre la relación durante la Segunda guerra mundial, entre los habitantes de un pueblo japonés y un soldado afroamericano capturado, «Etsuraku» («Los placeres de la carne», 1964) o «Muri Shinju: Nihon no natsu» / «Japanese Summer: Double Suicide» (1967).

    Uno de los filmes más inusuales de Oshima fue «Band of Ninja» (1967), una adaptación del popular manga de Sampei Shirato, «Ninja Bugei-cho», una saga del siglo XVI sobre los campesinos oprimidos y un ninja mortal. No es una película con actores o animada; Oshima simplemente tomó fotografías de los dibujos de Shirato y les agregó voz. Sin embargo, la crítica la alabó y fue un éxito comercial en Japón. «Kôshikei» / «Death by Hanging» (1968) presentaba la historia de una ejecución fallida de un joven coreano acusado de violación y asesinato. La película utiliza técnicas de «distanciamiento» poco realistas, siguiendo los estilos de Brecht o Godard, para analizar las actitudes japonesas de discriminación racial hacia la minoría coreana. A esta le seguiría «Shinjuku dorobo nikki» / «Diary of a Shinjuku Thief» (1968) y «Shonen» («El muchacho», 1969), basada en un caso de la vida real que narraba la historia de una familia que utilizaba a su hijo para hacer dinero deliberadamente, al implicarlo en varios accidentes de carretera y haciendo que los conductores pagaran compensaciones. En «The Ceremony» (1971) fue otra visión satírica hacia las costumbres japonesas, crítica que se evidencia claramente en una escena donde una ceremonia de matrimonio tiene que continuar a pesar que la novia no está presente.
    En 1976 tiene lugar la consagración internacional de Oshima gracias a «Ai no koriida» («El imperio de los sentidos»), película basada en una historia real sobre un caso de obsesión sexual fatal, en el Japón de los años 1930. Aunque el film escandalizó a todo el mundo por su tratamiento explícito de la sexualidad y fue censurado en Japón, fue presentado en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes y se convirtió en el título más famoso de toda su carrera. Esto le permitió filmar en coproducción con Francia otra sincera obra acerca de la fuerza del deseo, «Ai no borei» («El imperio de la pasión», 1978), que le valió el Premio al Mejor Director en el Festival de Cannes. Posteriormente rodó dos coproducciones europeas que tuvieron amplia repercusión internacional: tanto el drama bélico «Merry Christmas, Mr. Lawrence» («Feliz Navidad, Mr. Lawrence», 1982) como la perturbadora «Max mon amour» («Max, mi amor», 1986), que protagonizó Victoria Abril, constituyeron nuevos acercamientos al deseo sexual como elemento desestabilizador del entramado social.

    En 1996 Ōshima sufrió un accidente cerebrovascular, pero retornó a la dirección en 1999 con «Taboo» («Gohatto»), otra película insólita a la hora de tratar sin tapujos el tema la homosexualidad en el mundo de los samuráis, donde incluyó al actor de «Feliz Navidad, Mr. Lawrence», Takeshi Kitano y la música del compositor Ryuichi Sakamoto. Fue su último largometraje.
    Nagisa Oshima falleció el 15 de enero de 2013 en un hospital de Tokio debido a una neumonía. Tenía 80 años. El Festival de San Sebastián le dedica un homenaje retrospectiva en 2013