PEDRO ALMODÓVAR

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    Nace en Calzada de Calatrava, provincia de Ciudad Real, partido judicial de Almagro y Arzobispado de Toledo el 24 de septiembre de 1949. A los ocho años emigra con su familia a Extremadura. Allí estudia el Bachillerato Elemental y Superior, con los padres Salesianos y Franciscanos. Su mala educación religiosa sólo le enseñó a perder la fe en Dios. Por esa época, en Cáceres, comienza a ir al cine, compulsivamente.
    «Nací en una mala época para España, pero muy buena para el cine. Me refiero a los años cincuenta. Tenía muy pocos años cuando pisé por primera vez un cine de pueblo, (Se parecía al que sale en «El Espíritu de la Colmena» de Víctor Erice). A aquel primer cine de pueblo, además de la sillita dónde me acomodaba, también traía de casa una lata de picón para combatir el frío durante la proyección. Con los años, el calor de ese improvisado brasero se ha convertido en el paradigma de lo que el cine significaba para para mí», recuerda el director.
    A los dieciséis años se instala en Madrid, solo, sin familia y sin dinero, pero con un proyecto muy concreto: estudiar y hacer cine. Imposible matricularse en la Escuela Oficial de Cine, Franco acababa de cerrarla. Ya que no puede aprender el lenguaje (la forma), decide aprender el fondo, y se dedica a vivir. A finales de los 60, a pesar de la dictadura, Madrid supone para un adolescente provinciano la ciudad, la cultura y la libertad.
    «Me acostumbré (acepté, como se acepta la enfermedad de un ser querido) a la realidad, en Madrid no todo es lujo y diversión. Las ciudades tienen extrarradio y polución, ruidos y miseria, pero también en esas imperfecciones radica, a veces, su grandeza», asegura.
    PRIMEROS PASOS
    Trabaja en múltiples y esporádicos trabajos, pero no puede comprarse su primera cámara de súper ocho hasta conseguir un empleo «serio» en la Compañía Telefónica Nacional de España. Permanece doce años como auxiliar administrativo. Estos años suponen su verdadera formación. «Crecí, goce, sufrí, engordé y me desarrollé en Madrid. Y muchas de estas cosas, las realizo al mismo ritmo que la ciudad. Mi vida y mis películas están ligadas a Madrid, como dos caras de una moneda», dice Pedro Almodóvar.
    Por la mañana (desde muy temprano) está en contacto con una clase social que de otro modo no habría conocido más a fondo: la clase media española en el inicio de la época del consumo. Sus dramas y sus miserias. Todo un filón para un futuro narrador. Durante estos años no se conforma sólo con sobrevivir, alternando su trabajo de administrativo aborda muchas otras actividades: A finales de los setenta escribe guiones de cómic, colabora en revistas underground como «Star», «Víbora» y «Vibraciones», con relatos y puntos de vista sobre la realidad. En el año 1972, comienza a rodar sin parar sus primeros cortos en súper ocho y los lleva de Madrid a Barcelona.
    «Empecé a tener mucho éxito como súperochista, pero, a la vez, ya empecé a tener rechazo de los auténticamente modernos. Ya desde ese primer momento empiezo a sentirme marginado dentro de los grupos a los que pertenezco por naturaleza», comenta.
    Sus cortos, sin sonido (doblados por él mismo durante las proyecciones) suponen su escuela como cineasta. Combina sus primeros acercamientos al cine con la escritura. Publica ahora y después entre otras cosas, una novela corta («Fuego en las entrañas»), alguna fotonovela porno («Toda Tuya»), múltiples colaboraciones en periódicos y revistas: El País, Diario 16 y La Luna… Para ésta última crea un personaje femenino, Patty Diphusa, cuyas memorias se publican periódicamente y que han sido comparadas por sus fanáticos con las de Lorelei de Anita Loos. «Desde que yo cojo la cámara de súper ocho, mi primera intención siempre es la de fabulador, de narrador de historias», recuerda el director.
    ENCUENTRO CON CARMEN MAURA
    Al mismo tiempo, Pedro, forma parte del prestigioso grupo de teatro Los Goliardos. Y comienza también a interpretar pequeños papeles de teatro profesional, donde conoce a Carmen Maura. También, crea a junto a McNamara, un grupo de punk-glam-rock paródico. Sigue escribiendo relatos que en ocasiones se publican en volúmenes colectivos («El sueño de la razón»). Este ambiente forma ya el caldo de cultivo que culminará con su primer largometraje comercial: «Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón» (1980), este proyecto nace originalmente de una fotonovela escrita por Pedro a raíz de un encargo de la revista «El Víbora». Su nombre era «Erecciones Generales».
    En palabras de Pedro Almodóvar, «entre Carmen Maura y otros amigos de los Goliardos, decidieron que, cómo había trabajado tanto tiempo en superocho, debía dar un paso adelante y hacer la próxima película en 16mm».
    Otro actor de Los Goliardos y futuro director de cine, Félix Rotateta, se unió a Carmen Maura para buscar la financiación de «Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón». Medio millón de pesetas, un equipo de voluntarios y rodaje durante los fines de semana. En estas condiciones, el rodaje dura mas de un año. Esta falta de medios desemboca en una libertad creadora prácticamente desconocida en España por esa época. «Cuando una película tiene uno dos defectos es una película defectuosa, pero cuando tiene tantos, esos defectos le dan estilo», dice.
    «Pepi, Luci, bom y otras chicas del montón» se convierte inmediatamente en una película de culto, estuvo en los circuitos independientes y posteriormente en los cines Alphaville de Madrid durante cuatro años en las sesiones nocturnas.
    Serían las propias salas Alphaville, hasta ese momento distribuidores y exhibidores, quienes producirían su siguiente película: «Laberinto de Pasiones» (1982). En la que coinciden todos los temas que el autor desarrollaría posteriormente. Posee también una especial significación por representar el Madrid de finales de los 70 y comienzos de los 80, con su particular «movida». La película tuvo una buena acogida entre el público. Pedro Almodóvar era ya un referente en el cine español. A la vez el director se convierte en una figura clave de la Movida madrileña, por entonces en pleno auge, que no duda en subirse a un escenario y ponerse a cantar, solo o en compañía de Dabio McNamara.
    LA RELIGIÓN
    Un año después rueda «Entre tinieblas» (1983) película producida por Tesauro, productora perteneciente al financiero Hervé Hachuel. Con esta película aborda por primera vez el tema de la religión, que estará presente en la mayoría de sus obras posteriores. Con «Entre Tinieblas» comienza también la colaboración con Chus Lampreave, una de sus actrices más emblemáticas. En 1984, rueda, también con Tesauro, la película más naturalista y social de su carrera: «¿Qué he hecho yo para merecer esto?» La película tuvo difusión internacional y una gran acogida. Como «una comedia negra absolutamente maravillosa. Simplemente una pequeña obra maestra», la describe «The New York Times».
    Tras el éxito de su anterior película, Almodóvar da un giro brusco en su cine, tanto visual como temáticamente. Por primera vez comparte la autoría del guión con el escritor Jesús Ferrero. «Matador» (1985) se convierte en la obra más «rara» del autor. Este largometraje se aleja del naturalismo de los anteriores y de la comedia para convertirse en una bella fábula sobre la muerte, el sexo y la culpa. En España, la película crea gran desasosiego y diferencia de opiniones, sin embargo, es muy bien recibida en el extranjero, particularmente en latinoamerica.
    En 1986, Pedro Almodóvar dirige «La ley del deseo». Por primera vez se produce a sí mismo, junto a su hermano Agustín. Ambos han creado, beneficiándose de la ley de Pilar Miró de 1983, su propia productora, «El Deseo». A pesar del éxito de su filmografía anterior y de la nueva ley de cinematografía, «La Ley del Deseo» Tiene fuertes problemas para recibir ayudas oficiales y se transforma en un reto económico para la recién creada productora. Precisamente este desafío y la libertad que éste conlleva convierten a la «Ley del Deseo» en una de las películas más libres del autor y del cine español del momento.
    ÉXITO INTERNACIONAL
    En 1987 «Mujeres al borde de un ataque de nervios» se convierte en el punto de inflexión de la obra de Pedro. Esta comedia blanca da la vuelta al mundo, siendo aplaudida por crítica y público. Recibe hasta cincuenta premios nacionales (entre ellos el Goya al Mejor Guión Original) e internacionales y es nominada al Óscar de Hollywood, rompiendo algunos records de taquilla tanto en España como fuera de sus fronteras.
    A lo largo de 1988, viaja incesantemente, saboreando las ventajas y desventajas del éxito. Para huir de todo ello, se refugia de nuevo en Madrid y mientras continúa el alboroto de «Mujeres al borde de un ataque de nervios» nominadas al Oscar, rueda una nueva película, «Átame» (1989.) Esta obra marca la ruptura con su actriz de referencia, Carmen Maura, a la que recuperaría años después en «Volver», y el comienzo de una fructífera colaboración con otras de las grandes divas del panorama español y europeo: Victoria Abril. La película arrasa en las taquillas españolas, cerca de un millón de personas acuden al cine a verla.
    Sin embargo, en EE.UU. su exhibición estuvo acompañada por el escándalo y la polémica. La MPAA (Motion Pictures Association of America), organismo encargado de la calificación de las películas, marginó su distribución con el estigma de una X. Apoyado por Miramax, la distribuidora de la película allí, Pedro y otras víctimas del puritanismo norteamericano entablaron una tenaz batalla legal. Como resultado de esta lucha nació una nueva calificación, la NC17, adjudicada a todas aquellas películas de naturaleza explícita que anteriormente eran injustamente consideradas pornográficas. La película se resintió de toda la polémica.
    En 1990, Pedro concluye un guión que había comenzado a durante el rodaje de «Átame». El título proviene de un antiguo proyecto y será «Tacones lejanos». Un auténtico «tour de force» interpretativo de dos actrices fundamentales del universo «almodovariano»: Marisa Paredes y Victoria Abril, pilares de una obra donde la palabra tiene el protagonismo absoluto. «Tacones lejanos» vuelve a ser un éxito completo e inmediato tanto en España como en Francia e Italia.
    Después de la intensidad melodramática de «Tacones lejanos», Pedro da un giro sorprendente a su carrera rodando una de sus películas más inclasificables: «Kika» (1993). Resulta una película coral en la que cada personaje pertenece a un género cinematográfico creando una película profundamente libre y heterodoxa. Esto agradó al público y despistó a la crítica (como no podía ser de otra forma).
    En silencio y con un melodrama más intimista, «La flor de mi secreto» de 1995, es una película más modesta en ciertos aspectos formales pero donde la compenetración con su protagonista, y Pedro, alcanza niveles altísimos. La historia de una mujer, dejando los típicos ejercicios corales de Almodóvar, desgarrada por su desamor, tiene un texto magnífico que fue seguido con mucho interés por todo el público internacional.
    «Carne Trémula» (1997), esta vez en una historia más cercana al thriller y de nuevo con muchos personajes que se buscan a través del tiempo 1999 es un título fundamental en su trayectoria. «Todo sobre mi madre»(1999) se convierte en un éxito sin precedentes dentro del cine español, no solo en las salas sino que acapara docenas de premios nacionales e internacionales. La película da la vuelta al mundo siendo aclamada allí dónde es exhibida. En un pequeño personaje aparece Penélope Cruz, otra de las actrices fundamentales de su trayectoria.
    EL PRIMER OSCAR
    El 2002 es el año si cabe más increíble de Pedro Almodóvar: y el porqué se encuentra en el estreno «Hable con ella», película que supera las cotas de éxito nacional e internacional que parecía haber llevado a lo más alto posible «Todo sobre mi madre», que recibe cientos de premios importantes, entre los que cabe destacar el Oscar al Mejor Guión Original, que gana en lucha con compañeros de la talla de Martín Scorsese, además de ser nominado también para el Oscar al Mejor Director -y sin ser la película seleccionada por la Academia de Cine Español para estos premios, el Premio al Mejor Director en el Festival de Cannes y el Goya al Mejor Director.
    Después de desarrollar varios proyectos, que incluyen a Antonio Banderas y Penélope Cruz entre otros grandes actores españoles y de otros países que no se acaban de levantar, se decide a rodar «La mala educación», el proyecto que más tiempo ha tardado en perfilar de todo su filmografía, ya que es una historia que llevaba con él desde hacía 30 años. Antes incluso de estrenarla públicamente, los responsables del Festival de Cannes la eligen, entre otras exquisitas competidoras, para inaugurar su edición del año 2004. Un hecho inédito en el cine español.
    En 2006 estrena «Volver», su reencuentro con Carmen Maura, otro de los títulos fundamentales de su filmografía y que también acapara premios, entre ellos el Goya al Mejor Director y a la Mejor Película, el de interpretación femenina al colectivo de sus actrices (Penélope Cruz, Carmen Maura, Lola Dueñas, Blanca Portillo, Yohana Cobo y Chus Lampreave) en el Festival de Cannes, y la nominación al Oscar para Penélope Cruz.
    2009 es el año de «Los abrazosa rotos», película en la que se zambulle de pleno en el cine negro, regresando además al cortometraje con «La concejala atropófaga», un spin-pff de «Los abrazos rotos» pero en clave de comedia.
    A continuación, Pedro Almodóvar baraja varios proyectos: la autobiografía del escritor y poeta Marcos Ana titulada «Decidme cómo es un árbol», «La piel que habito» y «El eternauta». A la vez, la historia de «Mujeres al borde de un ataque de nervios» se convierte en un musical de Broadway y en una serie de televisión de la Fox estadounidense.