El director iba a recibir un homenaje en el Festival de Cine de Zurich

El sábado 26, a última hora de la tarde, las autoridades del aeropuerto suizo de Zürich procedieron a detener al director Roman Polanski, de 76 años, que se dirigía a la ciudad helvética para recibir un premio en reconocimiento a su carrera en el Festival de Cine de Zürich. Se da el caso de que Polanski ha viajado numerosas veces a la Confederación Helvética sin incidente alguno. Esta vez, las autoridades le estaban esperando.

Guido Balmer, representante de la policía, ha afirmado que Polanski estaría detenido hasta que se resolviera la decisión de extraditarle a Estados Unidos, donde le espera un juicio por asuntos sexuales con una menor ocurridos hace más de cuatro décadas y que no han prescrito, pese al perdón público de la ofendida. Según informa The Hollywood Reporter, los abogados de Polanski trabajan ya arduamente para evitar la extradición y han resuelto llegar hasta el Tribunal Supremo, si fuera necesario. El director ganador de un Oscar por la semiautobiográfica «El pianista» es actualmente un ciudadano francés, con residencia en París, esposa francesa -la actriz Emanuelle Seigner- y padre de dos hijos -Morgane y Elvis- de nacionalidad gala. El informativo cinematográfico asevera que el presidente Sarkozy -cuñado de la actriz Valeria Bruni Tedeschi- ha tomado cartas en el asunto y ha demandado que su ministro de Cultura, Frederic Mitterrand -que ha declarado estar en estado de «shock»- resuelva el incidente con la mayor premura. Los responsables del festival suizo han cancelado sus actividades y condenado la acción policial. Se da la circunstancia de que la detención coincide en la misma semana en que ha fallecido en prisión Susan Atkins, una de las tres seguidoras de Charles Manson, que tomó parte en el asesinato de Sharon Tate -segunda mujer de Polanski-, embarazada de ocho meses, y de un grupo de amigos en su mansión de las colinas de Los Angeles. Los hechos que han conducido a esta segunda detención del director y actor se remontan a 1.977 y el juicio y posterior fuga fueron documentados exactamente el pasado año en «Roman Polanski: Wanted and Desired», de Marina Zenovich. En el documental, se muestra claramente que Polanski se sentía condenado de antemano en un juicio lleno de irregularidades y presidido por un juez que no sólo preparaba la sentencia con la acusación, sino que la iba a dictar siguiendo sondeos públicos y gabinetes de imagen y relaciones públicas. Polanski huyó. En 1.978 las autoridades policiales estadounidense lanzaron una orden de caza y captura contra el director de «El quimérico inquilino» y «Lunas de hiel». Cuando los hechos sucedieron, Polanski era viudo y estaba en su máxima fama tras dirigir la «satánica» «La semilla del diablo», con Mia Farrow, como la madre del hijo del diablo. El asesinato por el ritual satánico de su mujer embarazada, bellísima y envidiada, supuso una condena de la mayoría moral ultraconservadora, considerando que la vida de Polanski -hedonista, cautivador, en pleno éxito y feliz- carecía de virtud. Un aciago día en 1977, Polanski atrajo a una joven de 13 años, con el consentimiento materno, a la mansión de Jack Nicholson, con la excusa de una sesión fotográfica. Durante el encuentro, el director obsequió a la menor con champán y una pastilla del alucinógeno qualudes, para a continuación realizar diversas actividades sexuales, incluída la penetración. Polanski se declaró culpable, aunque siempre mantuvo que el sexo había sido consensuando por ambos. Tal y como muestra el documental, Polanski huyó a Francia temiendo ser víctima de un juicio injusto. Desde entonces, reside a caballo entre su casa de París y su residencia ibicenca y no pudo recoger el Oscar por «El pianista», por temor a ser encarcelado de nuevo. La estatuilla se la entregó su íntimo amigo Harrison Ford en París, ciudad que el actor frecuenta. La víctima, Samantha Greimer, de 45 años, hace tiempo que le perdonó públicamente por no resistir la presión mediática en su vida. Y porque le disgustó enormemente la actuación del juez ahora reprobado. Hace años, ella y Polanski llegaron a un acuerdo privado por medio del cual ella amasó una sustanciosa fortuna. A comienzos de este año y coincidiendo con el estreno del documental, que reabrió públicamente el caso, los abogados de Polanski intentaron anular los procedimientos dado que el juicio inicial estuvo violentado por las actitudes no claras del juez. Incluso el juez de la Corte Superior de Los Angeles, Peter Espinoza, reconoció la existencia de una «sustancial mala actuación judicial» en el primer caso y emplazó a Polanski a presentarse ante él el 7 de mayo. Al no hacerlo, el juez decidió continuar con el caso abierto. El pasado 8 de agosto se cumplió el cuarenta aniversario del brutal asesinato ritual de Sharon Tate y su hijo, ahora acaba de morir una de las asesinas, Susan Atkins. Polanski les perdonó a través de una doliente película, «La doncella y la muerte». Y ultimaba la postproducción de próxima, «The Ghost», con Ewan McGregor y Pierce Brosnan. Adaptación de la novela de Robert Harris, la película narra las vicisitudes de un escritor mercenario (el fantasma del título) que ultima las peligrosas memorias de un ex primer ministro británico. Polanski llegaba el sábado a Suiza y pretendía seguir a la ciudad alemana de Colonia a recoger otro galardón. Todo tendrá que esperar.