El cómico londinense dará vida a un nuevo Sherlock Holmes cinematográfico

Sacha Baron Cohen ha asesinado por tercera vez. El cómico londinense ha consumado un crimen triple. La primera en que ensangrentó sus manos fue con el falso negro hip-hop de chandal amarillo Ali G («Ali G Indahouse»). La segunda, acabó con la exitosa y singular vida del balbuceante periodista kazajastaní Borat Sadgiyev («Borat. Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan»). Y ahora, ha anunciado a través de una entrevista publicada hoy en el «Daily Mail» la inminente muerte en sus manos del periodista de moda y celebridades austríaco Brüno, un colorido personaje -el tercer austríaco «gay» más famoso de la historia desde Hitler y Schwarzenegger, en sus palabras- que hasta le rompió la pasarela milanesa a Agatha Ruiz de la Prada.

Brüno muere también de éxito, tras haber alcanzado los números 1 de las taquillas inglesas y norteamericana, una hazaña que les fue negada a sus anteriores colegas asesinados. Y aunque el secretismo fue siempre su arma -en Madrid tuve que entrevistar a Ali G y en Amsterdam, a Borat y su productor-, para Brüno, este cómico judío de 38 años hizo de la promoción, un arte. Disfrazado de toro, desnudo, colegial, Beefeater, soldado medieval, soldado futurista o dandy con ropa interior al aire, el mundo mundial ha sabido la que se le venía encima. La polémica ha hecho el resto. Los «lobbies» gays se han contradicho, el Gobierno de Ucrania ha prohibido la película por indecente y apología de la homosexualidad, para el estreno se censuró la embarazosa secuencia en que LaToya Jackson comía sushi del cuerpo de un inmigrante mexicano desnudo (el óbito/asesinato de Michael se había producido cinco horas antes) y en el Reino Unido se trabaja a destajo para editar una versión apta para menores de cara a un nuevo estreno el próximo día 24. La taquilla manda, aunque el film ya ha recaudado 50 millones de dólares y contando… Sin embargo, la carrera del actor que comenzó en 1996 («Punch», David Yates) proseguirá imparable. Si ya le vimos como el insoportable corredor francés homosexual Jean Girard frente a John C. Reilly en «Talladega Nights» o el fatuo peluquero Pirelli frente al barbero Johnny Deep de «Sweeney Todd», pronto será un Sherlock Holmes cinematográfico frente al de Robert Downey para la versión que Guy Ritchie edita en estos momentos. Baron Cohen no es el último cineasta obligado a remontar su película para alcanzar un público (y taquilla) mayor. En estos momentos, para su desembarco norteamericano, Richard Curtis edita de nuevo la desorientada pero agradable «The Boat That Rocked» y lo mismo, tragando sapos y culebras, hace Quentin Tarantino y sus «Malditos bastardos», la película que abrirá la Sección Zabaltegi del próximo Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Admitiendo a su pesar que la montó contrareloj para su esperado y fracasado pase en el último Festival Internacional de Cine de Cannes, «Malditos Bastardos» intentará comparecer como una comedia sangrienta más al estilo clásico de Tarantino que como la aburrida, larga, reiterativa, anodina y «gore» película que se vió en la Riviera francesa. Sólo el nuevo trailer, sirve ya de botón de muestra. Mientras tanto, Baron-Cohen ríe el último y Brüno sigue llenando sus arcas, ya que es productor también de todas sus cintas. «Brüno» ha muerto, ¡Viva Sacha Baron-Cohen!