Sensacional montaje de «Inmemoriam-La quinta del biberón», que emprende una gira por España tras su estancia en el Lliure de BCN y en el María Guerrerode Madrid

El montaje «In memoriam-La quinta del biberón», escrito y dirigido por Lluis Pasqual, se estrenó en Girona, luego pasó por el Lliure de Barcelona y por el teatro María Guerrero de Madrid, y ahora ha emprendido una gira por España. «Los montajes adquieren vida propia. Uno los crea y luego ellos ocupan su propia vida, cuya duración desconocemos”, ha dicho Lluis Pasqual.

«In memoriam-La quinta del biberón» es un espectáculo emocionante, estremecedor, en ocasiones sublime, sobre aquel grupo de combatientes de 17 años que la República llevó a luchar en el frente del Ebro con la muerte como único horizonte. Se adjudica a Federica Montseny haberles puesto el nombre: «¿Tienen 17 años? Pero si todavía deben tomar el biberón”. «In memoriam» es, ante todo, un enérgico alegato contra la guerra. Lluis Pasqual, uno de nuestros hombres de teatro de mayor nivel intelectual y profesional, tenía pendiente desde hace años hacer esta obra en homenaje a su tío Luis, hermano de su padre, que murió en el frente del Ebro. Pasqual ha leído numerosos diarios escritos por aquellos muchachos y se ha entrevistado con algunos supervivientes, hombres de 95 y 96 años, todavía marcados por aquella experiencia dolorosa. El resultado ha sido un espectáculo sensacional. La obra contiene una desidealización –llamémoslo así- de la República. La mayoría de aquellos chicos no querían luchar. Querían vivir, no morir. Uno de los soldados, cuando le recuerdan la famosa frase de Pasionaria, replica: «Pues yo prefiero vivir de rodillas a morir de pie”. Otro exclama: «Yo lucho por la República, ¿pero qué hace la República por mí?”.

Lluis Pasqual refleja dos conceptos. Uno, muy repetido: Franco quería eliminar cuantos más enemigos mejor, para hacer más fácil la posguerra. Y otro, del que se ha hablado menos: Negrín confiaba en que estallara por fin la guerra mundial. De modo que unos y otros pretendían alargar la contienda civil lo más posible, no por motivos estratégicos, sino políticos. Por motivos canallescos, porque en medio estaban aquellos muchachos que, como se menciona en la obra, no tenían entonces la mentalidad de un joven de 17 años, sino la mentalidad de un niño de 12. Murieron como animales.

El espectáculo se enfrenta a la dificultad de reflejar sobre un escenario la guerra a un público acostumbrado a ver las batallas desde los medios de los que dispone el cine y carece el teatro. Pero Lluis Pasqual, a su manera, ha seguido el consejo que un día dio Jean Genet: «La mejor manera de mostrar una guerra en un teatro es poner unas moscas sobre un cadáver”. ‘In memoriam’ tiene, sobre todo al principio, la estética de un documental. Es una obra viva. Como sostiene Pasqual: «Si el cerebro fuera una cómoda, la vida y el teatro estarían en el mismo cajón”.