«Somewhere», de tintes autobiográficos, está protagonizada por Stephen Dorff

La directora Sofia Coppola ha logrado el primer aplauso rotundo del 67 Festival de Cine de Venecia, seduciendo a festivaleros y público con su nueva película, «Somewhere», que muestra la transformación íntima de una estrella de Hollywood. La lluva sin embargo, que ha arrasado algunos tenderetes, ha sido la gran protagonista del viernes.

Sofia Coppola vuelve a abordar un argumento que maneja con sabiduría: el vacío, la futilidad, la soledad de los que lo tienen todo, temas que ya había tocado en «Las vírgenes sicidas» y en «Lost in Traslation». «Somewhere» recoge la vida de Johnny Marco, interpretado por Stephen Dorff, una estrella de Hollywood cuya trayectoria cambia radicalmente con la llegada de la educada y encantadora hija de once años, Cleo, interpretada por Elle Fanning, a su habitación en el mítico hotel Chateau Marmont de Los Angeles en la que se han alojado las mayores estrellas del mundo del espectáculo.
Como es habitual, tras la proyección, se ha celebrado la tradicional rueda de prensa con el equipo de la película: «Es evidente que el filme tiene muchas cosas de mi vida, anécdotas e historias que viví, aunque mi padre era muy distinto al protagonista del filme», ha dicho Sofia Coppola, hija de Francis Ford Coppola, como es sabido. «La escena en un casino en que enseña a la hija a jugar, la viví de verdad con mi padre», ha dicho la directora.
«Somewhere» narra el recorrido existencial de una estrella, que pasa de llevar una vida frívola, a bordo siempre de un Ferrari negro y con cientos de chicas bellas rendidas a su pies, a intentar ser y sentirse padre.

Con pocos diálogos, muchos silencios, un bólido como compañero de vida y un hotel como punto de referencia. La directora combina escenas divertidas con otras llenas de emoción, sin evitar ironía con la prensa y los programas de variedades de la televisión. «Me interesan los momentos de transición y aislamiento de la vida», ha insistido Sofia Coppola. Sobre la coincidencia con «Lost in Traslation», con ambos filmes ambientados en un hotel,la cineasta ha confesado: «Ambiento las películas en hoteles porque pasé mucho tiempo en ellos cuando viajaba con mi padre. Me gusta la sensación de no permanencia».
La segunda pelícua en competición del viernes ha sido la francesa «Happy Few», de Antony Cordier («Duchas frías»), que explora temas como el de la atracción fatal y el de la vida de pareja. «Es un filme que habla del amor en plural», ha afirmado Cordier, que cruza a dos parejas de unos treinta a cuarenta años, que se aman, intercambian compañero y terminan por confundirse. «Happy Few» posee fuertes escenas de sexo para provocar una reflexión sobre las convenciones sexuales, las inseguridades y celos que suscita superar los límites de la propia libertad.