Un film que es el retrato vital de un alma perdida en el mundo moderno.

Terrence Malick es quizá el único cineasta que sabe a quién se puede aplicar el término «mágico», aunque en 30 años ha dirigido únicamente cinco películas. Posee un título en Filosofía por la Universidad de Harvard, enseñó en el Instituto de Tecnología de Massachussets y ha publicado una traducción de «Wom Wesen des Grundes» de Heidegger. Tiene fama de recluso del corte de Salinger, aunque se le conoce como un hombre feliz al que le gusta hablar de todo, excepto de cine.

Estuvo a punto de rodar un film a partir de la novela «The Moviegoer» de Walker Percy y en 1999 produjo una película acerca del gran corredor etíope Haile Gebreselassie, titulada «Endurance». En 2000 produjo otro documental, «The «Endurance», acerca del explorador polar británico Ernest Shackleton.

En Cannes, se estrenará su esperadísima quinta película, «El árbol de la vida», que llega con la leyenda de que fue concebida hace muchos años, pero sólo rodada en Texas en 2009 y con el enigma de su contenido. Hay vagos rumores de que es acerca de un pequeño hacia 1950 que se convierte en un hombre y se sugiere que Sean Penn sea él y un enmostachado Brad Pitt, su padre, aunque no comparten pantalla. Es un enorme fresco de la vida. El viaje de un niño desde la inocencia hasta covertirse en un adulto desilusionado. ¿El árbol? Quizá un viejo roble y los seres humanos, sus hojas. Se espera que mantenga sus prístinas imágenes, ya que en estos tiempos de furia y ruido, Malick ofrece siempre la austeridad de Chaplin y Kubrick desde «Malas tierras» (1973). Nunca ha hablado de su cine aunque logra que millones vean filmes que hablan de la vida, las plantas, la astronomía y la filosofía. Eso es valor.

El resto de su obra, «Días del cielo» (1978), «La delgada línea roja» (1998) y «El nuevo mundo» (2005). La leyenda dice que filmó otra -«The Burial»- pero nadie sabe nada más. La primera, «Malas tierras» es considerada su obra maestra. Desde sus comienzos, parece empeñado en fotografiar la luz, los insectos o la botánica, como en su quinta película en el título. Un film que es el retrato vital de un alma perdida en el mundo moderno.