«LA CASA DE LOS CORAZONES ROTOS» DE BERNARD SHAW LLEGA AL TEATRE NACIONAL DE CATALUNYA

El Teatre Nacional de Catalunya estrena del 9 de mayo al 21 de junio «La casa dels cors trencats» («La casa de los corazones rotos»), una de las obras más aclamadas de Bernard Shaw, una comedia profunda con grandes dosis de crítica social, que se podrá ver en la Ciudad Condal dirigida por Josep Maria Mestres.

La comedia retrata de manera incisiva y con regusto ácidola hipocresía moral y las convenciones sociales de la época, ya que pretende reflejar la pérdida de inocencia de la sociedad inglesa previa al inicio de la Primera Guerra Mundial. La trama se sitúa en una casa de campo en la campiña inglesa, donde un capitán, su hija y el marido invitan a gente para desbaratar los planes de un matrimonio de conveniencia.
«La casa de los corazones rotos» es, junto con «Pigmalión» y «Santa Juana», una de las obras más aclamadas del dramaturgo irlandés George Bernard Shaw, un espectáculo que Josep Maria Mestres califica de «chejoviano» en el que se aprecian constantes influencias de Shakespeare. «Si Shakespeare es la invención del ser humano Shaw sería la reinvención del siglo XX», afirma este director.
Gran parte del reparto, encabezado por Carme Elías, Sílvia Bel, Anna Ycobalzeta y Pep Cruz, ya había trabajado con Mestres en «El abanico de Lady Windermere», una obra de Oscar Wilde que dio pie a la puesta en escena de la obra de Bernard Shaw.
Carme Elías asegura sentirse «fascinada por la obra de Shaw, que no conocía. Las palabras de Shaw son tan contundentes que todo lo que pueda decir yo es banal», afirma. Pep Cruz, que interpreta al Capitán Shotover, reconoce las dificultades que comporta interpretar a un «personaje de composición, de 88 años. Sin embargo me siento pariente del personaje. Es muy ampurdanés, irónico, sabio, pero un poco tocado por la Tramuntana, con un punto de locura».
Pese a que la obra está cuajada de aforismos y de juegos de palabras, Mestres explica que también puede satisfacer a los espectadores «menos formados», algo que «sólo logran los grandes». Además reconoció que a pesar de la profundidad del texto la diversión está por encima de todo. «Shaw domina los mecanismos del humor endiabladamente, es un maestro absoluto».