Por octavo año consecutivo, la Academia de Cine ha reconocido a siete figuras de nuestro cine por su trayectoria detrás de la cámara

No los vemos cuando vemos una película porque su tarea, aunque es esencial, es invisible a los ojos del espectador. José García Donado, pintor en Construcciones Moya; Humberto Cornejo, cabeza visible de la sastrería a la que pone su apellido; el maquinista Alfredo Díaz «Fredy»; la script Nuria Casanueva; el ayudante de dirección Fernando Izquierdo; el jefe de eléctricos Miguel Ángel Cárdenas; y la atrecista Elena Villanueva son los nombres de la edición 2018 del Homenaje a los Profesionales, premio con el que la Academia reconoce su silente aportación al sector.

Rodeados de amigos, familiares y compañeros, estos siete «grandes en la sombra” han recibido este pasado 13 de septiembre un homenaje de la institución, que por octavo año consecutivo da voz a gente del cine que habitualmente no la tiene.

Indispensables en nuestra industria, José García Donado «Pepito el pintor», que trabajó muchos años en Construcciones Moya; el propietario de la sastrería mítica para el cine y la televisión, Humberto Cornejo; el maquinista Alfredo Díaz «Fredy», un genio del movimiento ; la script Nuria Casanueva; Fernando Izquierdo, ayudante de dirección, sin el que a muchos directores «las películas no nos saldrían ni bien ni mal. Simplemente no nos saldrían»; el jefe de eléctricos Miguel Ángel Cárdenas, a quien la curiosidad le lleva en cada rodaje a controlar la luz; y la atrecista Elena Villanueva, una profesional que tiene que saber «un poco de todo», recibieron con emoción el sentido abrazo de compañeros, amigos y familiares en una especial velada en la que estos siete profesionales que hacen las películas ocuparon, por un día, la primera fila. «Somos protagonistas por una vez, tenemos que aprovecharlo», resaltó Alfredo Díaz «Fredy».

A José García Donado «uno de los profesionales que mejor define un decorado”, le entregó el premio Carlos de Dorremochea, miembro de la Junta Directiva en la especialidad de dirección artística que confesó que no sabía su nombre real. «Para mí eres «Pepito el pintor». Sus manos son las mejores. En 1985 me encargaron en TVE un decorado muy complicado, un bosque dentro de un plató para Un sueño de una noche de verano. Pepito se fue al monte y trajo camiones y camiones de lo que yo veía como basura, y con eso hizo el mejor decorado que yo he hecho. Hasta mis competidores lo reconocían”.

Conmocionado, «Pepito el pintor» dedicó el galardón a su familia; a Gil Parrondo; al recientemente fallecido Ramón Moya, «un gran compañero y amigo”; y a los cientos de profesionales que trabajan en Construcciones Moya, a los que animó a seguir trabajando «en esto, que es lo más bonito del mundo».

A su abuelo, fundador de la sastrería, a su padre y a sus hijos «que son el presente y el futuro de la sastrería”dedicó su galardón Humberto Cornejo, que no se olvidó de todas la personas que habían pasado por la empresa en sus 98 años de existencia «y de todos los figurinistas que han trabajado con nosotros”. Uno de ellos , Pedro Moreno, miembro de la especialidad de diseño de vestuario, destacó que en Cornejo «me han dejado hacer todo lo que quería hacer y que yo consideraba que necesitaba para mi trabajo. Siempre he entrado con un montón de bocetos y siempre he salido con un montón de vestidos, telas y posibilidades”.

Feliz por haber vivido la época del cine artesanal, «que ha sido única porque donde esté una cámara y se diga motor, es donde todos los que intervienen en un plano pondrán sus cinco sentidos», Alfredo Díaz «Fredy» recogió la placa de manos de Tote Trenas, miembro de la especialidad de dirección de fotografía, para quien el maquinista es «un inventor que lo hacía todo facilísimo en los rodajes. Tu hijo es muy bueno, pero no tanto como tú», manifestó.

De pequeña, Nuria Casanueva tenía el sueño de que cada día de su vida fuera una vida de otro, para que cuando acabara su vida hubiera vivido muchas vidas distintas. «¿Os sueña algo más parecido al cine que esto?”, preguntó a los asistentes la script, que lleva varias décadas siendo «ojos y memoria” de numerosos directores, tal y como escribió la cineasta Iciar Bollaín, cuyo texto leyó Alicia Luna, miembro de la especialidad de guión.

Mariano Barroso subió por segunda vez al escenario durante la velada que condujo el vicepresidente de la institución, Rafael Portela, pero no en su condición de presidente, sino de amigo de Fernando Izquierdo, «que me ha enseñado a rodar de una manera nueva. Me ha ayudado a olvidarme del estrés y a disfrutar rodando”. E Izquierdo, a quien en el set llaman Clint Eastwood «porque no grita, pero su silencio impone”, agradeció a la Academia la creación de este homenaje. «La generosidad de un premio así es lo que más vale de este reconocimiento”, subrayó este ayudante de dirección que también dio «gracias a la vida porque me llevó a esta profesión. Lo mío no fue vocacional».

Tomó el testigo Azucena Rodríguez, miembro de la especialidad de dirección, que dio «un millón de gracias por iluminarnos» a Miguel Ángel Cárdenas, «un psicólogo que se metió a peliculero por culpa de su padre». Y el jefe de eléctricos brindó a su progenitor, Mariano Cárdenas, presente en la sala , el reconocimiento. Todo el amor que siento por esta profesión me lo transmitió él”.

Activos e inquietos, manejan todos los campos de la decoración y su responsabilidad es que el plano resulte armónico y equilibrado. Con estas palabras definió Sylvie Imbert, miembro de la especialidad de maquillaje y peluquería, a los atrecistas, el oficio de Elena Villanueva, también emocionada porque la Academia «da a conocer a los que estamos detrás de las cámaras». Como todos los atrecistas van en pareja, Villanueva recordó a su compañero Aitor Mendizábal”.