El cineasta se hace con el Oso de Plata al mejor director de la Berlinale

«Aunque pudiera ir a recoger el Oso de Plata, no lo haría. La última vez que acudí a un Festival a aceptar un premio… acabé en la cárcel». Este mensaje, no exento del humor negro que caracteriza al director franco-polaco, llegó hasta la Berlinale por medio de uno de sus productores. El cotizado premio lo ha ganado por su oscura «The Ghost Writer», una película que desde su primer pase ha gozado del beneplácito de la crítica y el público. Y del Jurado liderado por el realizador alemán Werner Herzog y entre cuyos componentes de encuentra el productor y distribuidor español José María Morales.

En Berlín, promocionaron y decoraron la alfombra roja sus protagonistas Pierce Brosnan (en uno de sus oscuros personajes, que le van tan bien últimamente -«El sastre de Panamá», «Matador»-), Ewan McGregor (afortunadamente recuperado tras el vergonzoso traspiés de «Angeles y demonios») y la deliciosa Olivia Williams. Sin duda, este premio significa el apoyo de la Berlinale y la comunidad cinematográfica para un director encarcelado, primero, y sometido a arresto domiciliario después, en su chalet de Gstaad, por un delito cometido hace 30 años y cuya víctima hace tiempo le perdonó. Superviviente de varios infiernos -el gueto de Cracovia, la muerte en Auschwitz de sus familiares, el asesinato brutal de su mujer e hijo no nacido, Sharon Tate- el Oso de Plata significa la vindicación del artista por encima de cualquier otra circunstancia.