“El chico de la última fila”, la primera obra que escribió Juan Mayorga, el dramaturgo español más representado en nuestro país y en el extranjero, se representa en el teatro María Guerrero de Madrid hasta el ocho de noviembre. Juan Mayorga es dramaturgo, filósofo, matemático y miembro de la Real Academia Española de la Lengua, y escribe un teatro complejo, que exige un esfuerzo constante al espectador, pero un agradable esfuerzo ante un teatro deslumbrante, hondo y espectacular. Decía Francisco Umbral que, como novelista, prefería dar cosas en lugar de ideas al lector. Mayorga hace lo contrario como dramaturgo: sus obras están llenas de ideas, en piezas que se inspiran en el teatro alemán, pero también en el Barroco español, y alguna de ellas, como “El Mago”, estrenada en 2018, tiene matices jardielescos, aunque Mayorga no utiliza el tercer acto para intentar resolver lo irresoluble, como hacía Jardiel, sino que deja lo imposible dentro de lo imposible, porque Mayorga hace teatro/teatro, en ocasiones absolutamente fuera de la realidad, porque parte de su colosal producción dramática no busca parecerse a la vida, sino a los sueños o a una vida paralela, que no es vida, sino teatro. Del “El chico de la última fila” puede decirse, sí, que es una obra hecha por el tiempo. Se estrenó hace años y ahora se representa en Madrid tras su reestreno, hace meses, con otro elenco, en la sala Becket de Barcelona. Héctor, protagonista de una obra que Mayorga acaba de concluir, “La colección”, aún inédita, afirma: “El autor cree que hace la obra, pero la obra sólo la hace el tiempo. Goya decía: “El tiempo también pinta”.

Explica Mayorga sobre “El chico de la última fila”: “Es una pieza sobre el placer de mirar las vidas ajenas y sobre los riesgos de confundir lo vivido con lo imaginado, un texto que quiere hacer teatro del acto mismo de imaginar”. La obra nace de una anécdota. Mayorga estaba corrigiendo nos exámenes de alumnos de un instituto, y en uno de ellos, página en blanco, el estudiante explicaba: “Profesor, no he tenido tiempo para estudiar pero he salido en el Marca por lo bien que juego al tenis”. A Mayorga le pareció sensacional ese método insólito de contarse la vida entre personas y ahí surgió la semilla de “El chico de la última fila”. El montaje está dirigido por Andrés Lima, que ya había trabajado anteriormente en la puesta en escena de otras dos obras de Mayorga: “Hamelin” y “Shock (El Cóndor y el Puma)”. Y en el reparto figura Guillermo Toledo, sensacional actor que, por algún motivo, tal vez decididamente desdichado y vergonzoso para este país, llevaba muchos años sin acceder a los escenarios madrileños, salvo sus actuaciones en el Teatro del Barrio, ubicado en Lavapiés, y con una programación claramente de ideología de izquierdas. En el reparto también figuran Alberto San Juan, Natalie Pinot y Pilar Castro.

Juan Mayorga admira a Walter Benjamin y a Shopenhauer, filósofo al que se cita permanentemente en su obra “Intensamente azules”. Pero ahora vuelve “El chico de la última fila”, tantos años después, porque, como decía Goya, “el tiempo también pinta”.