FEROZ CRÍTICA A «COME, REZA, AMA» EN THE HOLLYWOOD REPORTER

Los excelentes críticos de The Hollywood Reporter, uno de los medios más respetados, se distinguen por su rigor sin «mortis». Particularmente, Kirk Honeycutt, quien acaba de cercenar con seriedad e ironía el último vehículo estelar de la cada vez más desaparecida Julia Roberts. En este caso, opina que la estrella debería haberse quedado en su rancho criando niños.

Y es que «Come, reza, ama» tenía todos los ases de la baraja: la todavía novia de América, unas escenografías de aurora boreal, un best seller traducido a 40 lenguas y el cotizadísimo y también elusivo Javier Bardem. Todo demasiado «biutiful», para su gusto. Las memorias de Elizabeth Gilbert que la película retrata ya fueron acusadas en su momento de la fetichización occidental del Este. La película no escapa a los clichés. Pero, analiza que el film atraerá a las audiencias femeninas de todo el mundo, ahítas de los filmes testostenizados del verano (máximo y execrable ejemplo: «Los mercenarios» («The Expendables»).

¿Pero, es éso suficiente? Respuesta: No. La obra de arte pertenece a Ryan Murphy, el exitosísimo creador de la series «Nip/Tuck» y la campeona de dos temporadas, «Glee». Murphy sigue al pie de la letra la receta del libro: paisajes extranjeros fotografiados ora al amanecer o durante puestas de sol, alimentos que hacen la boca agua, caracteres secundarios de envidiable vitalidad, hombres imposiblemente bellos y una mujer en busca de sí misma, que no secansa de repetirlo, en el centro de todo.

La historia, brevemente: una mujer encuentra en Roma las delicias de la vida y la comida (Comer), en la India, la elevación de la meditación (Rezar) y en Indonesia, el «balance» final (Amar) en la atractica piel de un brasileño parlanchín y divorciado (Javier Bardem). El Oscar por «No es país para viejos» no merece siquiera una línea. Lo mismo Billy Crudup (el ex marido) y James Franco (el joven amante).

En un muy feroz párrafo final, Honeycutt recomienda que la película esté en las estanterías del videoclub del barrio al alcance de todos, o siendo proyectada en un vuelo transoceánico, a medianoche.