Una excelente versión de «La venganza de la Petra” se representa en el Teatro Amaya de Madrid

Carlos Arniches es un autor plenamente vigente aunque el Madrid que describe pertenezca a otra época, haya sido devorado por los tiempos. La Compañía Lírica Ibérica, encabezada por José Luis Gago y Natalia Jara, ambos sensacionales en esta función, recupera ahora «La venganza de la Petra”, que se representa en el Teatro Amaya de Madrid.

De Carlos Arniches dicen las enciclopedias que hizo «comedias ágiles y divertidas”. Carlos Arniches (1866-1943) tuvo un éxito sensacional con su teatro en su tiempo, escribió decenas de obras, y ahora se le sigue representando en medio del favor del público. El teatro de Arniches, además, ha tenido una enorme influencia en otros dramaturgos. Entre ellos, José Luis Alonso de Santos, que despuntó a principios de los 80 con obras como «La estanquera de Vallecas” –que fue llevada al cine”- o «Bajarse al moro”, que tenían música de sainete dentro: obras con algo de la carpintería teatral de Arniches. O Chatono Contreras, un joven dramaturgo de los 90, olvidado ahora, que escribió piezas costumbristas y castizas, como ‘Madrid, Madriz, Madrí’. Chatono ponía todos los años una bufanda roja a la estatua de Valle Inclán que hay en el Paseo de Recoletos de Madrid, coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Teatro. Y la influencia de Arniches resulta evidente en numerosas series televisivas.

Carlos Arniches estrenó en 1917 «La venganza de la Petra”, que ha recuperado la Compañía Lírica Ibérica, con gracia, arte y acierto. Manolo -personaje interpretado acertadamente por Luis Ángel Gago- es un joven machista, vago, iletrado y chulito, que se casa con la hermosísima Petra –Carla Postigo-, «pero no le da la exclusividad”, de modo que cuando su mujer le pregunta que dónde ha pasado la noche, porque no ha aparecido por casa, el figura responde que «donde me ha convenío”, y Petra sospecha que ha sido en compañía de una frívola apodada ‘La Percebe’. Porque Manolo considera que Petra simplemente es «casi una mujer”. Y ella se lamentará ante sus padres: «Dice Manolo que lo único que sé freír es freírle la sangre”. De modo que Nicomedes, el padre de la chica, interpretado por un colosal José Luis Gago, actor que es un maestro en la forma de colocar las frases, decide urdir una venganza fundamentada en donde las dan las toman. Y Petra simulará haber entrado abiertamente en el universo del coqueteo extraconyugal y se ausenta sospechosamente durante muchas horas de casa, y la estancia se llena de olor a tabaco, que deja allí, con las correspondientes colillas, Nicanora, madre de Petra, no sin reprimirse de exclamar ante la repugnancia que le produce el sabor del tabaco: «Parece mentira que haya mujeres que fumen de buena fe”. Natalia Jara –Nicanora- es una veterana y colosal actriz, que puede bordar un Arniches –como en esta ocasión- o dirigir maravillosamente obras de teatro infantil en la legendaria Sala Sampol, de Madrid.

Y ahí están esos personajes de perfil zarzuelero que son reflejo de las costumbres de una época. «Está visto que en esta casa no se puede dormir arriba de las 10 ó 12 horas”, se lamentará Nicomedes. José Luis Gago, que también ha dirigido la función, ha conectado la obra con las comedias de enredos de los clásicos, de modo que esa casa del Madrid/madriles arnichesco tiene algo, por ejemplo, de «Casa con dos puertas mala es de guardar”, de Calderón. Y, sobre todo, José Luis Gago ha abordado la obra desde un respeto absoluto al texto de Arniches, en la letra, en el vestuario y en la forma. Y ha logrado que los personajes estén vivos. Es, pues, un gozo ver «La venganza de la Petra”, y cómo el joven crápula Manolo comprende finalmente que vivir es claudicar. Y comprobar, una vez más, el feminismo latente en esta obra, como en «Es mi hombre”, o en tantas otras de un autor de la Generación del 98, Carlos Arniches, que fue un grande, nunca un dramaturgo más.