«EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS», LA HISTORIA DEL HOMBRE QUE OCULTÓ PRIMERO Y ENTREGÓ DESPUÉS A LUIS ROLDAN

El actor, escritor, guionista y director Ethan Hawke ha recibido en la noche de este sábado 17 de septiembre, el primero de los dos Premios Donostia que otorna el 64 Festival de Cine de San Sebastián. El segundo lo recibirá al final del certamen Sigourney Weaver.

El actor tejano de 45 años, que ha presentado en la capital donostiarra el nuevo remake de «Los siete magníficos», película en la que interpreta un personaje, ha recibido el Donostia, premio honorífico del festival en honor a toda su carrera de manos del director del Festival José Luis Rebordinos.

Hawke se ha mostrado honrado y halagado por pasar a figurar en la lista de premiados con el mayor galardón del festival, y se ha declarado seguidor de la «santa organización del cine” y creyente en el poder que el cine tiene sobre todos nosotros: «Para mí el cine es la iglesia que he elegido y festivales como éste son instituciones sagradas. Estamos aquí reafirmando nuestra fe, amor y esperanza en el poder del cine», ha asegurado en el escenario del Kursaal en su discurso de agradecimiento. «El cine no está restringido por fronteras, no pertenece a nadie y puede alcanzar a todos», ha afirmado. «Y cuanto más compartimos historias, mejor nos entendemos unos a otros y la cura de heridas es posible», ha añadido antes de rematar con un «gracias con amor» de nuevo en castellano.

La película que ha traído, «Los siete magníficos», remake de la de John Sturges, es bastante aceptable. Sobre todo porque no parece un remake, no abusa de la violencia, salvo en los últimos 20 minutos donde hay una enotme ensalada de tiros, y porque hoy día se puede entender con una lectura polícula contra los abusos de poder y la intolerancia.

La película más destacada de la competición ha sido «El hombre de las mil caras», de Alberto Rodríguez («La isla mínima»), la historia de como Francisco Paesa engañó a todo un país, primero contratado por el ex director general de la Guardia Civil Luis Roldan para que pusiera a buen recaudo todo el dinero que había robado, e incluso le ocultase a él mismo, y después como entregó a Roldán tras una suculenta suma entregada por el gobierno español.

Destaca un gran trabajo de Eduard Fernandez como Paesa y una historia que, aunque archinonocida, se sigue con enorme interés. No es la mejor película de Rodríguez, pero es un filme muy digno y muy oportuno.