UNa denuncia de la especulación inmobiliaria a cargo de max lemcke

Fernando Tejero y Malena Alterio son Álex y Virginia una pareja a punto de casarse, quecompran un piso, sobre plano, a las afueras de una gran ciudad de la costa mediterránea española en busca de precios más económicos. Reúnen sus ahorros para pagar la entrada, más una hipoteca a cuarenta años. La casa de sus sueños: dos habitaciones, cocina, salón con chimenea… Y sobre todo, lo que acaba por convencer a Álex: una terraza. Pequeña, de cinco metros cuadrados, pero con unas vistas maravillosas al mar. El dificio se llamará «El señorío del mar». Cuando sólo faltan unos meses para la entrega de los pisos el edificio está aún sin terminar. Un buen día, precintan la zona y paran las obras. Los vecinos forman una plataforma de protesta y denuncian a la constructora. Álex conoce a Toño, otro afectado que trabaja en la construcción y tiene claro que se trata de una maniobra para deshacerse de ellos. Ha pasado un año. La plataforma ya no se reúne. Sólo quedan Toño y Álex. Cada vez le cuesta más seguir adelante. Empieza a descuidar el trabajo y a tener problemas con Virginia. La situación es muy tensa. Álex quiere una solución y actúa en busca de esta…
Max Lemcke, director de la película, en cuyo reparto también se encuentran Manuel Morón, Secun de la Rosa, Emilio Gutiérrez Caba y Jorge Bosch, reconoce que la cinta no está basada en hechos reales pero que tiene «todos los elementos que se dan» en la vida real y que «todos reconocemos que han pasado». En concreto, indica que el film cuenta cómo un «héroe anónimo» busca conseguir su sueño y su anhelo, lo que, en definitiva, «buscamos cualquiera de nosotros, como es un hogar». Sin embargo, al final «todo se convierte en un infierno». Para el director, la película cuenta «la historia de un perdedor moderno», ha señalado Lemcke, al tiempo que ha añadido que el personaje principal «sirve de símbolo, de signo de dignidad y lucha» a todos. Aún así, ha considerado que el fin no puede llegar a justificar los medios, aunque en esta historia representa un «gesto necesario» para «colocarnos en un situación de dignidad frente a los poderosos».
Sobre la preparación de los personajes, Tejero ha explicado que vio una entrevista de unas personas que le habían ocurrido algo parecido pero que a veces «la realidad supera la ficción y desgraciadamente es fácil contar una historia tan cercana y en un tema que está de rabiosa actualidad y que va a seguir pasando». Por su parte, Malena Alterio ha señalado que se documentó por Internet ya que siempre hay «alguien en una lucha», ya sea por una casa, por la factura de la luz o del teléfono. Respecto a la interpretación de su personaje, ha dicho que el guión «te lleva» y que «mirándonos a los ojos nos metimos en la vida de los dos pobres desgraciados».
tanto Malena Alterio como Fernando Tejero han reconocido que existe una «química» entre ellos, que, según Alterio, «se manifestó desde el primer día». «Le miro y salen chispas», ha asegurado. En las mismas palabras se ha pronunciado Tejero, quien ha señalado que esta química existente, incluso, «de llegar a mirarla y decir: me he enamorado de ella», lo que ha indicado que «no suele pasar entre los actores», por ello, «firmaría para trabajar siempre con ella».
El director ha señalado que quería volver a trabajar con Malena, ya que lo hizo en la película «Casual Day». No obstante, ha reconocido que llegó a sentir «miedo» y tener «un prejuicio» a la hora de realizar la cinta con esta pareja de actores, pero ha añadido que «las dudas se disiparon rápidamente».
«Es absurdo no coger cómicos para hacer papeles dramáticos», ha manifestado el director de la cinta, al tiempo que ha reconocido que esta pareja de actores llega a representar «muy bien» al ciudadano medio.