Tracy Letts protagoniza un nuevo montaje de la obra de Edward Albeee

El actor Tracy Letts comenzó su carrera como un cómico convirtiéndose en una estrella de Broadway al minuto. Después, como dramaturgo ganó en 2008 un Tony y un Premio Pulitzar por «August: Osange County», un estudio hilarante sobre una familia desestructurada de Oklahoma. Así que resulta lógico que ahora haga su debut como protagonista disfuncional en Broadway con la obra de Edward Albee «¿Quién teme a Virginia Woolf?»

En un nuevo revival que se estrenó el pasado sábado en el teatro Booth, es una nueva versión de la obra que cumple medio siglo. Letts está simplemente brillante. Él es George, un profesor de mediana edad de un pequeño instituto de Nueva Inglaterra y el sufridor marido de Martha, malhablada e hija del anciano presidente del colegio. Ellos son uno de los matrimonios más inestables de la escena de todos los tiempos. Siempre in crescendo el trabajo de Letts resulta poderoso, amargo y abrasivo cuando escala hasta igualar a Martha en la ristra de insultos, ya no es un hombre amargado por la frustración y el desengaño. Su trabajo es intenso y realizado con convencimiento.

Como siempre, las producciones de esta obra se basan en la fuerza de sus cuatro únicos actores. En esta ocasión, pertenecen a la Steppenwolf Company, fundada por John Malkovich y Gary Sinise. Letts frente a Amy Morton (Martha) se muestran poderosos. No en vano, ella le dirigió a él en 2004 en el teatro Atlanta’s Alliance. Su Martha es salvaje aunque menos que la versión de Kathleen Turner en el más reciente revival y último revival o el de Elizabeth Taylor en el cine frente a Richard Burton. En su casa, mientras velan sus ácidas armas, un ambicioso joven profesor y su mediocre esposa. Se beben galones de alcohol y el director Pamm MacKinnon mantiene la tensa atmósfera que hace que la audiencia participe de la batalla de una cita fuera de control. Como los invitados, Nick y Honey, los actores Madison Dirks y Carrie Coon están a la altura.

Nick se convierte en la víctima de la violencia verbal de George y del deseo lascivo de Martha. La pobre Honey, ignorada, se convierte maravillosamente en la perfecta borracha. La audiencia abandona el teatro Booth en estado de shock, pero este aniversario de oro ya se ha convertido en un aniversario memorable.