EL GALARDÓN LO RECIBIRÁ EN LA GALA DE LOS XXIII PREMIOS GOYA EL 1 DE FEBRERO DE 2009

La Academia reconoce con el Goya de Honor a Jesús Franco su labor de toda una vida en el mundo cinematográfico, que no se ha ceñido a una sola especialidad: director, guionista, productor, actor, montador, director de fotografía y músico, Jesús Franco ha tocado todas estas especialidades y muy diversos géneros. Este galardón se entregará durante la Gala de los XXIII Premios Goya que tendrá lugar el 1 de febrero de 2009.
«Es una alegría y un enorme honor. Nunca esperé ningún reconocimiento de mi carrera. Nadie me ha dado nada, sólo con mi primer mediometraje Sobre Pío Baroja (1959) me dieron muchos premios aquí y fuera de España”, señaló el director al conocer la noticia. «Estoy encantado y como nunca me he creído merecedor de nada, me parece un regalo precioso”. Con más de 180 películas en su filmografía, Jesús Franco ha firmado sus obras con infinidad de seudónimos y es reconocido internacionalmente como director de culto, tanto en Alemania y Francia como en EEUU.
DIRECTOR, PRODUCTOR, GUIONISTA, ACTOR, MONTADOR, MÚSICO…
Jesús Franco nació en Madrid en 1930 y ha trabajado como director, guionista, productor, actor, montador y músico. Ha rodado en toda Europa y ningún género le es ajeno, con predilección personal por el erótico y el fantástico, y ha hecho acopio de un caudaloso listado de seudónimos: Jess Franco, Clifford Brown, James P. Johnson, Jess Frank. Su figura ha sido reivindicada por estudiosos de Europa y EE UU.
De familia liberal, entroncada con la estirpe Marías (es tío del escritor Javier Marías), tras abandonar estudios de Filosofía y Derecho siguió cursos de cine en Madrid y París, aunque su gran pasión es la música, sobre todo el jazz, como alertan las columnas sonoras de su filmes, firmadas en solitario o con Daniel J. White. Entre 1954 y 1958, desarrolla fundamentalmente tareas de ayudante de dirección, guionista, músico, actor y jefe de producción.
En 1959 dirige su primer film, «Tenemos 18 años». Desde entonces filmará sin cesar, llegando a realizar diez filmes en un año (1973). Su obra es variopinta y su cine, hinchado de citas y referencias, vuelve una y otra vez sobre idénticos temas y personajes.
Sus apariciones como actor, casi siempre en títulos propios, merecen un comentario. Cultiva con gusto una singular galería de personajes entre lo siniestro y lo cómico, como el lascivo asesino de «El sádico de Notre Dame» (1974) y el Venancio de «El extraño viaje» (1964), de Fernando Fernán-Gómez. Sus filmes más estimables están marcados por el desparpajo narrativo, la libertad y la osadía. Si con «Gritos en la noche» (1961) da fecha de nacimiento al fantástico español, «Diario íntimo de una ninfómana» (1972) es un sobresaliente cruce entre el thriller y el melodrama a la sombra de su admirado Orson Welles. En 1972, Con «Un silencio de tumba» da luz verde a su propia productora, Manacoa Films, que en el periodo 1983-1985 vive su mayor actividad.
A primeros de los noventa ralentiza su frenesí laboral y en 1992 afronta el montaje de las imágenes del inacabado «Don Quijote», de Orson Welles, con quien colaboró en «Campanadas a medianoche» y que supone una influencia recurrente en toda su obra. En 2003 filmó «Killer Barbys contra Drácula», secuela de su «Killer Barbys» (1996). Sus últimas apariciones como actor han tenido lugar en «Kárate a muerte en Torremolinos» y en «Ellos robaron la picha de Hitler», ambas dirigidas por uno de sus alumnos, Pedro Temboury.